viernes, 17 de julio de 2009

NARCOTRAFICO O INJERENCIA?

Desde hace algún tiempo se vienen oyendo y presentando declaraciones en las cuales se señala a Venezuela como país vinculado al narcotráfico o al menos de actitud complaciente. En esos señalamientos, se hace uso del argumento de la presunta relación de la guerrilla colombiana con el narcotráfico y del gobierno venezolano con la guerrilla colombiana. Como nacional de este país no parecen nada halagadoras tales aseveraciones y desearía que fueran falsas, pero lamentablemente la incidencia reiterativa de sucesos en los cuales se detectan cargamentos de droga o se han detenido capos obligan a darle cierta credibilidad a los señalamientos mencionados a pesar de las molestias que esto pueda causar a los altos jerarcas del gobierno. Los conocedores del área afirman que las cantidades que se interceptan representan porcentajes bastante pobres en relación a lo que supuestamente es traficado con éxito. Incluso algunos llegan al extremo de sugerir complicidad y conchupancia mediante la cual cada cierto tiempo se deja “caer” cierta cantidad para que las autoridades puedan argumentar que hacen su trabajo de inteligencia, persecución y combate al narcotráfico, cuando en realidad han sido sobornados o captados para la causa de la droga. Bastaría comparar las cifras de lo que se consume o comercializa con las cifras de lo incautado para darse una idea bien precisa de lo que puede estar pasando y de cuán efectivos serían o no los procedimientos utilizados para combatir ese flagelo. En todo proceso se generan productos defectuosos y/o con problemas, quien puede asegurar que lo que se deja “caer” no son estas cantidades, de esa manera se elimina la necesidad de deshacerse de ella y se cumple un fin de dejar bien a los cómplices que pueden presentar el decomiso de cierta cantidad como prueba de que están alertas ante el delito. Llama poderosamente la atención que cuando se descubren laboratorios de procesamiento de la droga nunca se ha visto un depósito o acumulación del material que no estaría apto para comercializar. Será valida esa hipótesis de que lo que decomisan es el supuesto bagazo o desperdicio de la fabricación de la droga? O será que son tan eficientes que allí no se pierde ni se daña nada? Otro aspecto llamativo es que para que algo pueda ser detectado necesariamente debe haber circulado por el territorio nacional la sustancia prohibida, en pocas palabras la cantidad decomisada es evidencia de que si hay transito de droga en el país, lo que habría que determinar es si la cantidad que circula ha ido en ascenso o en descenso a través del tiempo o durante este gobierno revolucionario. El argumento de que ahora se detectan mayores cantidades que antes no necesariamente implica que se está haciendo un mejor trabajo o que se tenga éxito en la lucha contra los narcodelincuentes, pudiera estar circulando mayor cantidad, sobretodo si se le da crédito a la teoría del producto malo o dañado que naturalmente se produce en cualquier transformación. Análogo razonamiento puede hacerse en el caso de los capos o delincuentes internacionales detenidos en el país. Si los detuvieron aquí quiere decir que de alguna manera entraron y posiblemente estuvieron viviendo aquí. La conclusión anterior lleva a las preguntas como entraron y cuanto tiempo tenían aquí antes de ser detenidos o más inquietante aún a que vienen al país. Si Venezuela es un estado que combate el delito y el narcotráfico, no suena congruente que los capos vengan para acá, más bien deberían de buscar lugares donde ellos puedan sentirse a salvo. O puede un capo considerar a Venezuela como un sitio seguro cuando sus autoridades se jactan de ser implacables con los narcodelincuentes? Si se le da rienda suelta a la especulación pudieran atarse ciertos cabos como los siguientes: si el estado ha exhibido simpatía por la guerrilla colombiana y a ésta se la acusa de financiarse a través del narcotráfico, no es descabellado concluir que a través de ese vínculo muchos capos pudieran moverse a sus anchas o con cierta libertad en nuestro territorio gracias a la complacencia de las autoridades. Dado el comportamiento que ha asumido el gobierno con algunas industrias privadas en el pasado reciente, en el sentido de que mientras se plieguen a sus designios y reglas no se metía con ellas pero en el instante que se siente desafiado les aplica la ley de la naranja, del trapiche o del preservativo, es decir, ya te usé, ya me fuíste útil, ahora puedo prescindir de ti o ya no me sirves, salvo para anotarme un punto como combatiente del delito arrestándote y en el caso de las empresas privadas como salvador de los pobres y oprimidos. Será descabellado pensar que se pueda haber establecido una relación de convivencia con los jerarcas de la droga, mediante la cual se les permita cobijo en el país mientras se comprometan a aportar recursos de sus operaciones ilícitas para financiar el socialismo del siglo 21 afuera y a prestar sus aeronaves para hacer entregas de recursos económicos, de material publicitario, etc. Esos vuelos y aeronaves que se señalan en otros países como Honduras en los últimos días estarían llevando solo droga o habría alguna cooperación para llevar maletines con dólares o cajas con volantes y material divulgativo o propagandístico de la revolución. En forma más clara, a los capos se les establece una vacuna o peaje para que puedan estar en el país y realizar sus actividades ilegales. Cuando se niegan a colaborar, se salen de control o se quieren sacudir el yugo y todo el mundo sabe que nadie se cala una vacuna o peaje para siempre, simplemente son detenidos y entregados a la justicia para darle un retoque de maquillaje a la cara de la revolución que lucha contra el delito. Se puede especular mucho al respecto, el crecimiento del índice delictivo en el país en los últimos 10 años se presta para eso y más. No hay lógica posible en un análisis que reconozca una acción efectiva en el combate contra el narcotráfico y la delincuencia que sea compatible con el aumento de asesinatos y secuestros en el país o será que el almuerzo me cayó pesado y tuve pesadillas.

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