domingo, 24 de enero de 2010

QUIEN ESTÁ MINTIENDO?

El desempeño del gobierno chavista como empresario exhibe incontables deficiencias y deja mucho que desear, por ejemplo no ha logrado una difusión masiva de los productos fabricados en las empresas expropiadas cuantas veces recuerda haber comprado alguno de ellos o haberlo visto, no ha logrado igualar o superar los niveles de producción y eficiencia de ninguna de ellas cuando estaban en manos privadas, no ha logrado en su red comunicacional niveles de audiencia comparables a los medios privados que tanto critica, viéndose forzado a encadenarlos para transmitir sus mensajes y tampoco ha sido exitoso para promover el desarrollo del sector transformador de la economía. El enfoque competitivo que maneja el gobierno hacia los otros sectores productivos queriendo someterlos y subordinarlos a su voluntad, es la principal causa de los graves problemas que enfrenta la economía venezolana. Pretender dirigir sectores en los cuales no se tiene experticia, de los cuales se desconoce sus factores claves de éxito, sus niveles de eficiencia y las particularidades de sus procesos productivos solo puede conducir a un rotundo fracaso. Pretender articular a toda la economía nacional en base al precio del barril de petróleo sin siquiera expresar la menor intención de investigar, estudiar y promover formas de utilizar la energía contenida en él de manera menos contaminante, es armar castillos en el aire sin ninguna base sólida a futuro y que pueden conducir al país a un gran descalabro económico. No aprender de la crisis eléctrica, las enseñanzas básicas que señalan la tozudez y el exceso de confianza en la generación de las aguas del Caroní, es extrapolar ese fracaso al sector petrolero en momentos en que el mundo toma cada día más conciencia del efecto contaminante de los hidrocarburos. Ocultar la falta de visión para desarrollar fuentes de generación eléctrica alternas, bajo el argumento de que no se ha extraído el gas del subsuelo pone al descubierto, la ínfima capacidad gerencial de los actuales gobernantes políticos para resolver los problemas. Hubiera bastado con utilizar una parte del dinero regalado a terceros países para garantizar una reserva de gas importado, que permitiera operar las termoeléctricas en los períodos de sequía que así lo ameritaran, mientras se desarrollaba la infraestructura gasífera, en lugar de someter a la población a los humillantes racionamientos que dejan al descubierto la improvisación con que el gobierno ha manejado el problema. Donde si se ha anotado unos puntos el gobierno ha sido en su estrategia de manipular las necesidades básicas de la población ofreciendo productos más baratos que el sector privado; así lo ha hecho con la prensa escrita, los alimentos de Mercal y Pdval, los vehículos de Venirauto, las arepas socialistas y ahora pretende hacerlo con los productos electrodomésticos que expendía la cadena Éxito. En todos esos casos el gobierno se vende como el Robin Hood aliado de los pobres y sataniza al productor privado como el especulador que se enriquece sumergiendo en la miseria a sus semejantes. En esa dicotomía sobre el proceso productivo y comercial quien tiene la razón? El que más hable y repita machaconamente su tesis o el que tenga el valor de mostrar a la opinión pública la validez y de razón de ser de su proceder? No hay que ser genio para vislumbrar que solo aquel que tenga los argumentos válidos y sólidos podrá tener credibilidad ante la población. Que grado de certeza y sinceridad puede percibir el ciudadano común en el precio que fija el gobierno sobre los productos, conociendo la ventaja cambiaria que maneja ahora y los bajos niveles de capacidad usada que muestran las empresas que ha expropiado. Que tan razonable puede ser asumir un menor precio con menores niveles de producción sin que se produzca la inevitable quiebra en el mediano plazo. Desde otro ángulo, por que el sector privado no se ha puesto los pantalones y ha dado la batalla por los distintos medios a su alcance para defender la forma como costea sus productos. Si hay razocinio y lógica en su proceder para establecer los costos del producto y por ende sus precios que impide que muestren esas razones a los consumidores. En el lado del gobierno es más que evidente que así como vende la gasolina en menos de 0,1 Bsf el litro y las arepas a 5 Bsf pueden establecer cualquier precio para los productos de la cadena Éxito para sacar provecho político de la necesidad de la gente y agudizar la confrontación entre las clases sociales. Si los precios que coloca el estado a los bienes de las empresas socialistas son subsidiados o artificiales solo podrán mantenerse en el tiempo con elevados precios petroleros. Será por esa razón que a la menor variación de los precios del crudo hacia a la baja se recurre a las reuniones de OPEP para recortes de producción para recuperar los precios, es decir, la lógica capitalista de disminuir la oferta para que el precio de mercado suba. Nadie de los ciudadanos será capaz de preguntarse por esa incoherencia del socialismo del siglo 21, que ofrece precios solidarios en muchos bienes pero el precio del petróleo debe mantenerse al alza siempre. Más llamativo aún por que la única empresa estatal que exhibe solvencia económica es aquella que defiende el precio de sus productos en el mercado y usa tácticas capitalistas? Habrá alguna relación entre los bajos precios que fija el estado para los productos socialistas y la dependencia de dichas empresas del estado o ingreso petrolero? Tomando en consideración los valores de honestidad, sinceridad y competencia leal, puede decirse que quien compra un producto de las cadenas comerciales oficialistas, se está haciendo socio o cómplice de algo turbio como quien compra algo robado por debajo de su precio o como si alguien le vendiera una prenda a la mitad de su precio en una esquina o un autobús. Hasta que punto hay espíritu solidario o se trata más bien de la corrupción moral de una población gracias a la manipulación de sus necesidades más elementales. Hasta ahora el gobierno vende su plan diciendo que no está perdiendo, pero nunca ha mostrado su estructura de costos para darle veracidad a esa expresión. Quien paga la publicidad de las empresas expropiadas, la sufragan ellas mismas o la paga Pdvsa? Por su parte el sector privado tampoco ha salido a mostrar sus datos de costos para comparar con el gobierno y desmentirlo. Convenientemente, ningún profesional de las ciencias económicas ha tratado de arrojar luz sobre el tema dejando a los consumidores a merced de cualquiera de los dos bandos que lo esté manipulando o explotando. La sabiduría popular establece que el que calla otorga y el silencio del sector privado y los especialistas en materia económica son los principales patrocinadores de la aceptación y promoción del sistema comunista en el país. Eliminar intermediarios y/o expropiar miembros de la cadena productiva siempre va a generar desempleo. Será ético y moral poner por delante el interés egoísta de comprar más barato a costa de los empleos de nuestros vecinos y paisanos. Somos seres humanos o fieras salvajes buscando el provecho individual. Los ciudadanos no podemos mantener esas posiciones pasivas y conformistas, al contrario debemos ser curiosos y críticos, escudriñando los empaques de los productos que consumimos para detectar que es producción nacional y que es importado para cotejar si se cumple el objetivo de sustituir importaciones. La devaluación puso en entredicho la palabra presidencial porque le dió la razón a los que pregonaban que el dólar mantenía un valor ficticio por el anclaje cambiario fijado por las autoridades nacionales. Si el dólar tenía un valor irreal y el gobierno se vió forzado a corregirlo o sincerarlo quien puede asegurar que el resto de los precios que coloca el estado a los productos es correcto? Más grave aún, si no se hace nada para controlar la inflación mediante mejoras en la producción quien o que garantiza que la devaluación no volverá a ocurrir a la vuelta de un año o dos. Es momento de mostrar las cartas sobre la mesa para que el consumidor decida quien tiene la razón y quien lo está manipulando o engañando para sacar provecho de sus necesidades. Solo la verdad nos hará libres.

lunes, 18 de enero de 2010

LAS VUELTAS DE LA HISTORIA.

El 4F de 1992, cierto personaje saltó a la palestra pública al reconocer su responsabilidad al frente de la intentona golpista. Ese hecho lo catapultó, pues nadie acostumbraba hacerse responsable por nada en este país; curiosamente casi 18 años después, la misma persona parece haberse contagiado de ese mismo mal al cumplir la mayoría de edad en la palestra pública y se niega a admitir la omisión y/o negligencia de su gobierno en la crisis eléctrica. Valdría la pena preguntarse si en el 92 dió la cara porque lo agarraron in fraganti o porque en realidad estaba dispuesto a asumir las consecuencias de sus acciones y si ahora se ha acostumbrado a las delicias del poder y teme perder esos privilegios si reconoce su falla. Vuelve a la memoria aquella frase del Libertador Simón Bolívar, el gobernante que permanece mucho tiempo en el poder tiende a acostumbrarse a mandar al pueblo y éste a acostumbrarse a obedecerlo de donde se origina la tiranía. Tanto en la crisis eléctrica como en la devaluación de la moneda el primer magistrado pretende que se crea su versión de los hechos; para la primera es la falta de lluvia enmarcada en una serie de contradicciones y para la otra usa el eufemismo de ajuste cambiario, unido a promesas de promoción de exportaciones y sustitución de importaciones que no tienen asidero al menos por este año. El líder rojito no se percata que con la devaluación de la moneda se devaluó su palabra y su credibilidad ante la opinión pública, pues tomó una medida que se cansó de criticar, en los gobiernos de la cuarta durante sus 11 años de gobierno y que había asegurado que no tendría que tomar porque su política y línea de gobierno iba a sacar adelante al país. Hábilmente, dejó correr la arruga para terminar el 2009 sin tomar la medida, tratando de evitar la asociación directa con la crisis mundial, según él del capitalismo y ante la cual estábamos blindados, pero la premura y urgencia con que la toma comenzando el 2010 lo puso en evidencia. Consideremos el caso hipotético del Sr. Jaletti Rojo, quien habría confiado en la predica presidencial de no devaluar y trabajara trayendo mercancía importada a 2.15 bsf/$. Luego de la devaluación si no aumenta los precios su capital de trabajo se reduciría y tendría que comprar una menor cantidad de la mercancía que traía, porque con la nueva tasa no le alcanzaría para seguir importando la misma cantidad, es decir, el gobierno se equivoca en su plan económico y el ciudadano que confió en él paga los platos rotos. Entre la devaluación y la inflación le comerían cerca del 40% al 70% de su poder adquisitivo, dependiendo de si le toca el cambio preferencial o el cambio a 4,30 Bsf/$. Esa situación, promueve la falta de confianza en las medidas del ejecutivo y fomenta la falta de credibilidad en la nueva tasa de cambio establecida por el gobierno. A corto plazo el gobierno podrá intervenir para bajar la cotización en las subastas, pero al pasar el tiempo y restringir los dólares preferenciales y/o se le vayan acabando los dólares se verá imposibilitado de contener la expectativa de una mayor devaluación, porque la oportunidad en que tomó la medida no es nada favorable para promover la producción nacional o para sustituir importaciones dada la falta de agua y de electricidad que estamos viviendo. Que va a pensar el ciudadano común al ver los anaqueles llenos de productos y marcas importadas, que es la única forma como el ejecutivo podrá evitar el desabastecimiento y la escasez, pues que ha sido burlado y manipulado en su buena fé. En resumen, la inflación del año 2010 se comerá gran parte del efecto que se espera lograr sobre la competitividad de los costos internos y la medida quedará sin generar los resultados deseados, porque crea una ventaja artificial ligada al tipo de cambio, que al no ser soportada por incrementos de producción y productividad nacional debido a la coyuntura del agua y de la energía eléctrica señalada será contrarrestada por la inflación.
No está claro, si por la grave situación que atraviesa el país o por alguna otra circunstancia las declaraciones del ejecutivo en los últimos días no han sido nada felices ni acertadas. Consideremos cuatro (4) como muestra de la ignorancia supina y la incoherencia que tiene el equipo de gobierno ante el problema que está enfrentando y sus posibles soluciones:
Primera: En una entrega de créditos del banco bicentenario durante la semana que termina, trató de promover el que no se aumentaran los precios aduciendo que vender un producto al doble de su costo de producción es como robar, pero el ejemplo que da vendiendo el petróleo a un promedio anual de casi 60 $/barril lo desacredita totalmente o debemos asumir que estamos robando al resto de los habitantes del planeta. Por todos es conocido que el ministro de energía y petróleo ha dicho reiteradamente que el costo de producción de un barril de crudo ronda los 8$ y que nuestro país es el principal promotor en las reuniones de OPEP de los recortes de producción para subir los precios. Claramente no hay coherencia entre el discurso y la práctica por lo tanto no genera confianza ni credibilidad.
Segunda: La crisis eléctrica se debe a la falta de lluvias por la sequía que provoca el fenómeno del niño y no a la omisión o negligencia en la ejecución de infraestructura eléctrica durante el presente gobierno. Hay una situación fáctica que no puede ocultarse y es que la sequía y el bajo caudal en el Caroní han afectado la generación de hidroelectricidad, pero convenientemente el ejecutivo elude hacer referencia a la operatividad de las turbinas en las centrales hidroeléctricas y a la operatividad de los turbogeneradores en Plantacentro y Tacoa. Bastaría con presentar un cuadro comparativo mostrando la capacidad de generación instalada por planta, la capacidad actual de generación de cada una, la demanda del país y las causas de las variaciones entre las capacidades instaladas y actuales para comprender la realidad y magnitud del problema. Culpar a la cuarta república de poner a depender el suministro de energía eléctrica de un solo río es una demostración mayúscula de la ignorancia en la materia y el reconocimiento tácito de que el gobierno se confió del río, aunque ahora trate de desviar la opinión pública culpando a los demás gobiernos. 11 años en el poder es tiempo suficiente para haber acometido obras para reducir sustancialmente la dependencia de la hidroelectricidad, recursos tampoco le han faltado para hacer las inversiones requeridas y culpar a gobiernos de hace 15 o 20 años carece de sentido, habiendo tenido un aviso en los años 2002-2003 que le dejó suficiente margen para reaccionar, preparar y mantener la infraestructura necesaria para reducir la dependencia de la hidrogeneración. Nuevamente la falta de congruencia entre las palabras y los hechos estimula la desconfianza sobre la competencia del equipo gubernamental para actuar oportuna y eficazmente poniendo en duda su integridad.
Tercera: La presión draconiana y el discurso amenazante con expropiaciones o cierres de empresas tratando de intimidar y someter al sector privado a su voluntad, en lugar de soportar la medida con planes, políticas y procedimientos que generen confianza y credibilidad a través de la consulta, el diálogo, la participación y la comunicación es una señal evidente de la improvisación y la ineficacia de la política económica del gobierno, que a pesar de los gritos de así es que se gobierna, se ha visto a obligado a devaluar reconociendo su fracaso en la gestión económica y su terquedad para no asumir la medida antes cuando hubiera tenido menor impacto y hubiera podido ser mejor manejada en un ámbito más favorable. El orgullo y la soberbia nunca han sido buenos consejeros en política y en economía, meterse a brujo sin conocer la hierba inventando una realidad artificial sin escuchar a los dolientes y expertos puede ser un camino funesto para la economía nacional. Temporalmente podrá crear una “sensación” de alivio pero al transcurrir el tiempo quedará en evidencia tal cual como ocurrió con la devaluación. El miedo y el acorralamiento no promueven el desarrollo, al contrario crean incertidumbre y vacilaciones; sólo la seguridad, la confianza, el diálogo y participación para el consenso crean el clima propicio para el crecimiento económico.
Cuarta: La reculadera y vacilación que tiene el ejecutivo con la toma de medidas, tanto en la economía como en el sector eléctrico, son fiel reflejo de que el gobierno está reaccionando ante los eventos que le estallan en la cara y no se encuentra preparado ni tienes planes cuidadosa y rigurosamente estudiados, para combatir los males que le están afectando. El reconocimiento público de errores y de la necesidad de aprender, luego de casi 11 años en el poder, refuerza la impresión general de falta de capacidad gerencial e ineficacia del gobierno para afrontar la situación, potenciando la incredulidad y desconfianza. En estos momentos es que cobra capital importancia contar con un equipo de colaboradores preparado, crítico y autónomo, en lugar de una pila de sumisos y serviles que lejos de aportar, se convierten en pesada carga que entorpece la flexibilidad y el dinamismo requerido para solventar exitosamente los problemas que enfrenta el país.

Irónicamente, la crisis del capitalismo mundial obligó la devaluación de la moneda en el país que se jactaba de haber desenganchado el vagón de la locomotora de la muerte; y curiosamente, o mejor dicho convenientemente, el gobierno deja de presentar el salario mínimo en dólares para presentarlo en términos nominales de bolívares corrientes para impresionar con su magnitud, sin hacer referencia al poder de compra comparándolo con la inflación o la canasta básica y/o alimentaria. Se puede vivir de apariencias e ilusiones por un tiempo, pero tarde o temprano la realidad nos alcanza rompiendo la burbuja artificial, lo sano es pensar con la cabeza y sentir con el corazón, pensar con el estómago vendiendo nuestra conciencia y autonomía solo conduce a mayor oscuridad, confusión, manipulación y fracaso.

lunes, 11 de enero de 2010

EL MOMENTO DE LA VERDAD

ha hecho evidente a través de la historia que ninguna medida es mala en todas sus dimensiones ni buena en todos sus alcances, normalmente existe un espectro de efectos favorables y desfavorables que la acompañan y cuyo balance indica la conveniencia o no de su adopción. La nueva tasa cambiaria establecida el viernes pasado es un reflejo de la aseveración anterior, pues si bien es cierto que la tasa 2.15 Bsf/$ era irreal y carecía de confianza en los ciudadanos, generando toda clase de distorsiones y expectativas en la economía, la nueva regulación del mercado cambiario pudiera entre sus bondades contribuir a reducir las distorsiones creadas siempre y cuando se fomente la confianza entre los sectores productivos y los entes gubernamentales. En el lado negativo de la balanza hay que considerar que la creación de “riqueza instantánea” mediante un artilugio cambiario, cual nueva búsqueda de El Dorado versión 2010, es como si de una semilla de cualquier fruto fueran a salir dos plantas en lugar de una; se rompe el balance natural que debe existir entre el valor de los bienes y servicios producidos por una nación y sus ingresos, contribuyendo ya per se negativamente de dos formas. Primero, va en contra de una cultura de esfuerzo, trabajo y productividad que caracteriza a las economías sanas y pujantes, lo que refuerza la mentalidad del facilismo, el golpe de suerte y la picardía en lugar de promover la responsabilidad y laboriosidad. Segundo, en el contexto de un año afectado por un pobre invierno, aunado al efecto del verano en sus primeros 6 meses, va a ser muy difícil lograr alguna recuperación en la producción de alimentos por la escasez de agua, neutralizando el efecto esperado sobre las importaciones en ese sector que deberían mantenerse o aumentar de acuerdo a la severidad de la sequía, que en el mejor de los casos afectará los rendimientos de cultivos y animales hacia la baja. En los sectores manufactureros y de servicios que vienen de una contracción por la recesión y atraviesan un período de racionamiento de agua y energía eléctrica, también luce complicado que se logren recuperaciones en la producción y productividad en el presente año, por los efectos en disminuciones de horarios de trabajo y las incomodidades que puede causar la falta de agua respecto de la higiene y controles sanitarios. Sin electricidad normalmente hay paradas en máquinas, posibles daños a equipos, gastos adicionales en reparaciones y repuestos, mientras que sin agua hay forzosamente una reducción y/o alteración de las rutinas de higiene y limpieza que pueden afectar las ventas y los procesos laborales y sus rendimientos. En ese marco situacional, va a existir la presión inflacionaria y la consecuente corrección de precios en los bienes y servicios; tratar de contenerla en forma draconiana y amenazante no será de ayuda y creará más expectativas inflacionarias y fuertes dudas sobre el éxito de la sustitución de importaciones, ya que obviamente nadie va a producir a perdida y el gobierno para satisfacer las necesidades se verá forzado a seguir importando. Los programas sociales y fondos chinos, bicentenario, construcción, etc. pondrán dinero en la mano de ciudadanos que saldrán a demandar bienes y servicios que no estarán disponibles por la distorsión del balance ingresos - producción nacional y los determinantes señalados anteriormente, con lo que se fomentará el alza de los precios cerrando el ciclo maldito devaluación – inflación. Un panorama tan delicado exige de cada una de las partes interesadas sincerar sus estructuras de costos con las estimadas por el gobierno para que con la realidad en la mano se puedan establecer las medidas, políticas y planes que soporten y permitan el éxito de las mismas. Estimar los costos de producción desde afuera, desconociendo los procesos productivos y las realidades de los sectores industriales va a conducir a subestimaciones e imprecisiones que darán al traste con cualquier buen propósito que puedan tener las medidas implementadas. El sector productor debe abrir sus líneas de comunicación para clarificar ante la opinión pública sus costos reales y actualizados: materia prima, mano de obra, depreciación de equipos, energía, materiales complementarios e insumos, gastos de mantenimiento, gastos administrativos y de ventas, otros gastos, etc. para preservar su imagen publica y evitar la satanización que se les quiere endilgar, así como para corregir cualquier imprecisión en las huestes del gobierno. Un esfuerzo serio para promover la producción nacional obligatoriamente debe considerar los precios internacionales por rubro, los gastos de transporte, seguro, almacenaje y nacionalización así como las políticas arancelarias para comparar con el costo y precio nacional. Mientras el precio nacional no se acerque o esté por debajo del internacional será difícil reducir las importaciones, salvo que se recurra a los subsidios internos, los cuales sin un programa de mejoramiento de la productividad y eficiencia se hacen inviables en el largo plazo; por otra parte mientras el precio internacional sea inferior al nacional estará presente la motivación para todo tipo de triquiñuelas con las importaciones y el diferencial cambiario incluso al extremo grotesco de importar mercancía, reempacarla nacionalmente y sacarla como exportación nacional para sacar provecho, no de los plusválidos sino de los boliburgueses y bolifuncionarios que son los que controlarían a discreción las permisologías. Solamente un ambiente de concordia y sin amenazas puede augurar alguna posibilidad de éxito a este tipo de programa. No es momento para un líder tipo bolsa de flatulencias que al primer tropiezo u obstáculo libera gases por cualquier orificio abierto. Posiciones de amedrentamiento y bravuconerías vociferando acciones de los cuerpos de seguridad de la nación y sanciones de sus entes regulatorios, en lugar de abrir los canales de comunicación y confianza, pone en entredicho a un gobierno y deja en evidencia su debilidad y temor porque ha ido mermando en su credibilidad y confianza ante la población, debido a sus contradicciones y actuaciones erróneas: mantuvo el cambio fijo por cerca de 5 años para al final terminar devaluando a pesar de haberse negado reiteradamente a tomar esa medida en años anteriores, está envuelto en un escándalo de corrupción que salpica a la alta plana del ejecutivo y sus colaboradores, pidió a los ahorristas de los bancos intervenidos y a los venezolanos no gastar su dinero de utilidades en consumo durante diciembre y los sorprende con una maxidevaluación del 100% que le derritió sus ahorros cual helado al sol, ha tenido una conducta de persecución ante sus antiguos aliados, no se observa la misma velocidad de reacción cuando los señalamientos implican gente del gobierno y finalmente, su predica bolivariana y patriótica no es congruente con la creación de una moneda con el nombre del Libertador y el calificativo de fuerte, para devaluarla en un 100% en menos de dos años y que para rematar no es aceptada por ningún país del mundo. Por que someter a semejante vergüenza el ilustre apellido de uno de los más grandes hijos de América?
Quizás el objetivo que se persigue es acorralar al sector empresarial, provocándolo, sacándolo de sus casillas, etc. para asumir mayor control de los medios de producción, lo cual pudiera lograr a corto plazo pero a la larga colapsará igualmente la economía, porque no se ha sembrado ni cultivado el tesón, la perseverancia y el esfuerzo sino el facilismo y simplismo del acto ilusionista de la devaluación para generar riqueza fácil. Toca a la sociedad venezolana definir si desea dejarse seducir bajo el manoseo, el engaño, la ilusión y la manipulación o quiere encarnar y protagonizar un proceso genuino de desarrollo e industrialización basado en principios sólidos, estables y coherentes con los equilibrios que el mundo y la naturaleza requieren. Adicionalmente, hay que considerar lo mal empresario que es el estado y que se revela en tácticas como el central azucarero en Barinas, cuyo costo de producción es de 2.30 Bsf/kilo y el producto se vende al detal a 2.86 Bsf el kilo. La diferencia es aproximadamente del 25% lo cual equipara la cifra de la inflación y por tanto no hay ingreso para ninguna de las partes, generando descapitalización y trabajo de gratis o mejor dicho el gobierno saca provecho político explotando a los que se prestan para colaborar con él. Finalmente, hay que saludar el comienzo de la instalación de las plantas termoeléctricas para generar electricidad que deben ayudar a superar la crisis energética, solo queda preguntarse si la premura por las elecciones parlamentarias permitió evaluar correctamente las alternativas disponibles, ya que una planta que funciona con combustible fósil debe producir emanaciones de gases promotores del efecto invernadero, lo cual no es congruente con la posición recién asumida en Copenhague y si bien va a solventar la crisis a corto plazo, pudiera generar problemas mas graves a futuro para las generaciones venideras debido a su efecto sobre el cambio climático.

jueves, 7 de enero de 2010

EL PAÍS DE MIS SUEÑOS…SE PARECE AL TUYO?

Muchas veces me he preguntado porque ha sido tan difícil para los venezolanos desarrollar el país y no logro dar con una respuesta convincente, considerando que teniendo un recurso natural como el petróleo, que ha generado incontables ingresos para potenciar la industrialización, diversificación y tecnificación de nuestra economía no una sino cerca de 5 veces, sin embargo, de alguna manera nos la hemos arreglado para desperdiciar las oportunidades. El último caso ha sido la retórica encendida de los revolucionarios, quienes con un verbo de amor patrio y nacionalismo, se la han arreglado para ser exitosos en lo que parecía imposible, malbaratar mil millonarias sumas de dinero en dólares sin lograr el tan anhelado desarrollo. En mis sueños imagino un país que decida cambiar su filosofía del viva la pepa, la caribería, el cuanto hay pa eso, pónganme donde hay y el así es que se gobierna, por un marco de valores sólidos donde la responsabilidad, el honor, la colaboración, la solidaridad y por sobre todas las cosas el amor al prójimo rijan nuestro día a día, nuestro trabajo y nuestras interacciones con los demás. No debe ser tan difícil lograr eso, bastaría para comenzar con que cada funcionario de alto nivel predicara con el ejemplo a sus subordinados la responsabilidad y la obligación en que están cada uno de ellos, de no equivocarse en la toma de decisiones sobre como se invierten los dineros de todos los venezolanos. Bastaría con que cada uno de ellos estuviera consciente que si decide apoyar un proyecto de producir fresas en Apure por decir algo y ese proyecto fracasa, debe asumir la responsabilidad por despilfarrar esos recursos en algo que no trajo ninguna utilidad a los venezolanos y que de otra manera hubieran podido invertirse en salud, educación o vivienda para satisfacer las necesidades de muchos ciudadanos. Sueño con un país donde vayan a la asamblea nacional sus más ilustrados ciudadanos impregnados de una gran sensibilidad social y vocación de servicio al país y no un San Nicolás frustrado vendiéndole el alma al Grinch o duendecillas pidiendo a sus colegas de foro que se rindan o con sonrisas falsas en sus rostros, como si el colectivo nacional estuviera ligado a la voluntad de una sola persona. Sueño con un país donde se hable del bienestar y el deseo de sus ciudadanos y no donde se idolatre el pensar de una sola persona, un país donde los revolucionarios no se contradigan a sí mismos, ordenando a sus connacionales renunciar a sus aspiraciones, si no hay nada más revolucionario que luchar por los ideales que se profesan y que no pueden ser abandonados ni cedidos a la voluntad de terceros. Sueño con un país donde los revolucionarios no se aburguesen, no se anquilosen, ni renuncien a pensar y opinar por si mismos. Un país donde todos los ciudadanos, incluyendo los revolucionarios, sean capaces de analizar y evaluar si luego de 11 años de acción la nación ha avanzado y progresado en la creación de empleos sostenibles para sus ciudadanos. Un país donde se sustituyan las dádivas y subvenciones populistas del estado, por oportunidades de capacitación y formación profesional para que aquellos beneficiarios del proselitismo político, sepan que pueden ser insertados en la vida económica de la nación de forma productiva y sostenible. Sueño con un país donde su ministro de educación no llame a utilizar vehículos de tecnología obsoleta bajo el argumento que lo puede reparar usted mismo el fin de semana, sino que procure la masificación del conocimiento tecnológico en los ciudadanos para que los avances de la ciencia sean comprendidos y dominados por el grueso de la población. Ese argumento es tan baladí como sin un siglo atrás se hubiera dicho no hay que aprender a leer y escribir, sino volver a las señales de humo o a los tambores para que todo el mundo pueda comunicarse efectivamente o más recientemente que no era necesario aprender de informática y el manejo de las computadoras. Sueño con un país donde los dineros de los venezolanos se inviertan en el mejoramiento y prosperidad de sus ciudadanos, un país donde las empresas venezolanas cuenten con el apoyo de su gobierno y no ocurran casos como el de Invepal, que siendo del mismo estado, se le ha negado una planta eléctrica mientras se han repartido u otorgado recursos para decenas de ellas afuera, casos Nicaragua y Bolivia. Habiendo podido solucionar uno de los problemas críticos de esa fábrica no lo hicieron, con que cara pueden mirar a los trabajadores y decirles que los apoyan. Situación similar vemos en la CVG donde no se hicieron inversiones para actualizar equipos y modernizar la fábrica mientras se derrochaban dineros afuera. Sueño con un país donde sus líderes no engañen a sus parciales asumiendo protagonismos que no poseen, que no se deslumbren ante las cámaras y las luces de los medios de comunicación y foros internacionales buscando copar la escena, cuando en su práctica diaria no hay las acciones ni los hechos que respalden sus palabras. Si queremos ir a la vanguardia del combate al calentamiento global del planeta, deberíamos empezar por promover en el país investigaciones para un mejor uso de la energía y para un uso seguro, sano e inocuo de los combustibles fósiles, que son nuestro principal ingreso, en conjunto con los países que los usan o consumen. En 11 años de gobierno no caben excusas de que por fenómenos climáticos se tuvo poca lluvia y hay escasez de agua y eso afectó la hidrogeneración de electricidad. Un país con autoridades responsables y conscientes ha debido prever el problema y ejecutar acciones para solventarlo en lugar de dejar que le estallara en la cara. El país que yo sueño tiene dirigentes que se preocupan por crear y administrar eficientemente nuevas fuentes de riquezas, para distribuirlas equitativamente en la población, creando empleos que permitan la satisfacción de las necesidades de sus ciudadanos y en prepararlos para prosperar con los recursos existentes y descubrir otros en el futuro que permitan compensar el crecimiento de la población, en lugar de limitarse a mal repartir la renta petrolera creyendo que la realidad permanece inmutable en el tiempo. En el país de mis sueños el gobierno promueve la creatividad e iniciativa de sus ciudadanos en lugar de convertirlos en dependientes y mantenidos. Se preocupa por dar accesibilidad a los conocimientos y tecnologías de punta para todos sus congéneres, por educarlos con métodos y temas actualizados que les permitan entender su realidad y desempeñarse efectivamente en sus puestos de trabajo. Es un país donde la industria, el comercio, las unidades productivas y los centros educativos trabajan en conjunto de manera armónica para definir los conocimientos, competencias y habilidades de los técnicos y profesionales que se requieren. Un país donde los dirigentes, los centros educativos y de profesionales interactúan con sinergia para definir las actividades productivas y de servicios que pueden organizarse para sacar provecho de los recursos naturales con que cuenta el país para agregar valor, crear riqueza y promover el bienestar general de sus pobladores. Sueño con un país donde una vez que sus autoridades son electas deponen la filiación y el sectarismo político en aras del progreso de la nación y son capaces de interactuar y/o colaborar, con otras autoridades de diferentes toldas políticas o maneras de pensar para construir acuerdos y desarrollar planes que beneficien al colectivo. En ese país hay espacio para la crítica y las voces disidentes, existe el debate de las ideas sin caer en la descalificación personal y se analizan las ventajas y desventajas de cada una de las posiciones como forma de asegurar mayor certidumbre en la toma de decisiones y reducir las posibilidades de errores que malbaraten y desperdicien los recursos de los venezolanos. Ese país ideal no deja morir a sus ciudadanos impunemente ante el hampa, sino que la combate y crea mecanismos para el manejo del delito y el hacinamiento en las cárceles, del retardo procesal de los reos, para la reinserción del delincuente en la vida ciudadana, brinda apoyo para corregir la conducta delictiva y hace seguimiento para permitir su incorporación exitosa a la vida social y laboral. En ese país reina la justicia imparcial para todos, nadie ampara ni protege o defiende a otro a ultranza en función de nexos personales o políticos; es un país que predica la justicia con el ejemplo acatando los fallos internacionales que le son adversos y evita repetirlos para inspirar a sus ciudadanos a acatar las legislaciones que emite, no tiene sentido exigir sumisión, obediencia y docilidad adentro mientras se exhibe rebeldía y desobediencia hacia el orden mundial. En ese país el ciudadano tiene una base ética y moral sólida que antepone a sus afectos y simpatías, convive en forma armoniosa con sus coterráneos, quienes no albergan odios ni resentimientos y están siempre dispuestos a tender la mano amiga conscientes de que cualquiera puede atravesar una mala racha, un mal momento y necesita de esa solidaridad para levantarse y corregir el rumbo. Ese país de mis sueños es posible si deponemos el egoísmo, la envidia y la mezquindad que tan hábilmente pulsan ciertas autoridades para manipularnos a su antojo, ese país cobra vida si con la mano en el corazón miramos a nuestro alrededor para comprender que mientras no dejemos de lado el rencor, el odio y el resentimiento nunca saldremos adelante ni seremos un gran país a la altura de nuestro Libertador. Solamente a través del perdón de todos para todos y basados en el amor genuino por nuestros paisanos, en el reconocimiento de nuestros errores y en la tolerancia, podemos unirnos proactivamente para construir un mejor destino y un futuro promisor para nosotros mismos y las generaciones por venir.