miércoles, 18 de noviembre de 2009

REFLEXIONES CON MARX Y ENGELS.

El intento de resucitar el comunismo, luego de sus estruendosos fracasos en países tan nombrados como Rusia, China y el mismo caso cubano tan cercano a nuestras latitudes, es lo más semejante a aquella cita de la historia universal donde los miembros de un ejercito sacaban a cabalgar el cadáver de su líder, famoso por su valor y sus habilidades en la guerra, como forma de atemorizar a sus rivales para mantenerlos aletargados en la pasividad por respeto al gran guerrero que ya no existía. La versión criolla del comunismo se mantiene a flote gracias a la bombona de oxígeno y el corazón artificial que constituye el chorro petrolero y sus precios internacionales. Sin ese comodín no podría sostenerse y duraría lo que el primer mandatario llama “un viento en un chinchorro” Cuesta trabajo imaginar como unas ideas que se originaron en una época tan distinta a la actual puedan seducir y pasearse libremente por la ideología y mentalidad de los “revolucionarios” criollos. Basta solo con considerar que apenas se estaban esbozando las invenciones que posibilitaron la revolución industrial y que sus efectos si bien lograron incrementos en los rendimientos no eran ni la sombra de los que se obtienen en la actualidad. Marx era partidario de que el valor de los objetos producidos se vinculara directamente al tiempo de trabajo que necesitara su producción y observó el carácter dual del trabajo: valor de uso de los artículos producidos y el valor de mercado. Siendo el primero la sumatoria de los elementos componentes del objeto y el segundo la cantidad que estaban dispuestos a pagar los compradores y que incluía un excedente del valor de uso que llamó plusvalía y que a su parecer se apropiaba injustamente el patrono y no compartía con sus trabajadores, dando origen a la explotación del hombre por el hombre. Es conveniente recordar para ir ubicando en contexto la situación, que para la época las principales actividades productivas eran agrícolas-ganaderas y de extracción de minerales con transición hacia la manufactura aprovechando el impulso de la invención de las máquinas a vapor y la revolución industrial. A primera vista, parece algo imposible que Marx y su colaborador Engels pudieran tener una idea clara de lo que se iba a desarrollar en el próximo siglo y medio, por tanto, lo más sensato que debería hacer cualquiera que pensara en adherir sus teorías sería revisar su pertinencia y aplicabilidad en la actualidad. Si se compara las condiciones de trabajo de la época y los procedimientos empleados en los procesos productivos se observan grandes cambios en la duración de la jornada, salario, condiciones de riesgo, medidas de seguridad e higiene así como en el trato hacia los obreros. Haciendo un intento de evaluar en forma análoga al factor trabajo y al factor maquinarias se facilita entender el planteamiento de Marx. El factor trabajo recibe como remuneración a su participación en el hecho productivo el salario, para satisfacer las necesidades de su familia: alimento, salud, vestido, vivienda y educación; mientras que el factor maquinaria se pudiera especular que recibe el apartado para amortizar la depreciación y los gastos de operación y mantenimiento. Profundizando el análisis y clarificando las equivalencias entre uno y otro se puede afirmar que mientras se han desarrollado métodos de depreciación que permitan balancear el efecto de la inflación sobre el costo de los bienes, generalmente el salario si sufre los embates de la misma y queda rezagado porque no se calcula con indexación. La depreciación es a la máquina lo que los planes de retiro, jubilación o pensión es al trabajador, representa el curso de acción al final de la vida laboral, la posibilidad de renovar equipos o disfrutar un retiro estable; y el salario que sirve para satisfacer las necesidades básicas del día a día es equivalente al gasto de operación y mantenimiento de la maquinaria; nuevamente se observa que mientras la máquina recibe lo que necesita; agua, lubricantes, combustible, etc. el trabajador o al menos una gran parte de ellos nunca lograba cubrir sus necesidades con el salario devengado. Si bien es cierto, que con el transcurrir del tiempo se han logrado avances en mejorar las condiciones de trabajo, ha habido legislación respecto a los riesgos en el trabajo y las normativas de seguridad e higiene industrial, se ha reducido la jornada laboral y se han incorporado bonos para ayudar a cubrir las necesidades de sus familias, todavía persiste una parte de la clase trabajadora que manifiesta la queja de no lograr ese objetivo con su salario y los complementos, mientras que las máquinas si obtienen todo lo que requieren para mantener su eficiencia productiva; aunque debe reconocerse que hay empresas cuyos salarios de entrada superan al mínimo establecido y tienen a sus trabajadores en condiciones satisfactorias o empresas como las japonesas donde el buen comportamiento de los padres asegura un puesto a los hijos.
Desde el punto de vista del humanismo, lo señalado sería una conducta de muy poca ética y moral en el trato hacia las clases trabajadoras que deberían tener al menos un trato paritario al de las maquinarias. Muchos podrán alegar que la maquinaria representa una propiedad de la cual el patrono dispone a voluntad mientras que los trabajadores pueden ir y venir entre distintas fuentes de trabajo. En mi experiencia particular, los trabajadores sólo cambian fuentes de trabajo si hay mejores beneficios, por tanto, es hipotéticamente posible que recibiendo remuneraciones acordes permanezcan leales a sus patronos. Toca ahora considerar el impacto de la modernidad y avance tecnológico sobre los procesos productivos y el rol del trabajador. Las innovaciones en mecanización, automatización e informática han permitido incrementos exponenciales de los rendimientos, impensados en años anteriores; esto ha permitido que se reduzca el tiempo de elaboración por cada objeto y la participación de la mano de obra. De esta manera surge una clara diferencia en relación a lo conocido por Marx: la fuerza de trabajo parece orientarse cada vez más hacia el uso de las capacidades mentales e intelectuales del ser humano, en lugar de su fuerza física y las condiciones de trabajo y actividades riesgosas están fuertemente reguladas, lo cual a todas luces significa al menos, una fuerte reducción de las causas que dieron origen a la expresión de la explotación del hombre por el hombre. Sin embargo, queda pendiente por clarificar o comprender si el patrono o empresario se apropia indebidamente de alguna porción de la torta que pudiera corresponderle al trabajador, considerando que al final de su vida laboral muchos ancianos quedan en la indigencia o sus pensiones no les alcanzan para llevar una vida digna. Este es un aspecto sobre el que puede discutirse y argumentarse ampliamente y en el que quizás solo hace falta unificar la perspectiva que sobre el mismo tienen las distintas partes. Incluso el mismo estado debe chupar en esos señalamientos, ya que a través de la recaudación tributaria mete la mano en la supuesta plusvalía que se apropia el patrono o no es sobre ese pote que se pagan los impuestos? Eso coloca a las autoridades gubernamentales en posición de receptores del reclamo de la plusvalía del trabajador, porque deberían ejecutar obras con esos recursos que permitieran, la educación y/o capacitación para el desempeño optimo en el futuro actualizando conocimientos, la atención de sus requerimientos respecto a salud, una vivienda donde levantar sus familias y un retiro digno y decente al final de su vida laboral. No hay que olvidar que el estado mete la mano en los escuálidos salarios de la clase trabajadora a través del IVA, quitándoles poder adquisitivo para satisfacer sus necesidades de alimentación y vestido sin una adecuada compensación en los factores ya señalados anteriormente. A manera de ejemplo luce inexplicable como nuestro gobierno teniendo un excedente de casi 15$ por barril sobre el precio-barril que estimó en el presupuesto, no reduce el IVA para favorecer el consumo de la población, si esa variación le representa en el año un excedente de 12 mil a 15 mil millones de dólares. Es decir, si la apropiación indebida de la plusvalía por parte del patrono existe, el gobierno cuando menos es socio o cómplice porque toma su buena tajada a través de la vía impositiva. Pero más importante aún, es que quizás se está abordando la situación por el camino equivocado, dándole un enfoque de competencia entre las partes cuando debería ser de complementación o de simbiosis: una empresa es como una gran madre que posibilita el bienestar de sus trabajadores que constituyen su núcleo familiar y el éxito de la empresa está íntimamente ligado al éxito y desempeño de sus trabajadores. Unos trabajadores descontentos, sin compromiso y sin lealtad hacia sus empresas nunca harán una empresa exitosa y una empresa nunca será exitosa sin el apoyo decidido y firme de su fuerza laboral. Hay que romper ese paradigma de relación conflictiva empresa - trabajadores y sustituirlo por uno de colaboración, de trato justo y de bienestar para todos sus integrantes. Tal vez solo hace falta hablar claramente con la verdad los unos a los otros para entender como funciona una empresa, que recursos requiere o necesita para su operación exitosa en el presente y en el futuro de manera de garantizar la estabilidad laboral en el tiempo y que recursos puede destinar a mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Igualmente, el estado como socio o cómplice en el usufructo de la plusvalía debe aportar lo que le corresponde para el mismo fin y así entre todos, armónicamente conformar el sistema socio-laboral que nos conduzca a la senda del progreso y desarrollo. Es cuestión de flexibilidad para abordar otros puntos de vista, de comunicación para expresar asertivamente los propios y de proactividad para conformar acuerdos ganar-ganar entre las partes.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EN EVIDENTE EVIDENCIA

Durante casi 11 años se nos ha mantenido embobados con el cuento del patriotismo, el nacionalismo y que el principal interés del ejecutivo era el pueblo venezolano. Cuantas veces no escuchamos la expresioncita: a mi me importa un comino el mundo yo llegué aquí para defender el pueblo venezolano y lo demás no importa nada. Han sido muchísimas, incontables, pero cada vez que la repite va perdiendo impacto ante la realidad vivida durante el lapso señalado; el último domingo sonó vacía, hueca y hasta sarcástica. 11 años es mucho tiempo y las contradicciones comienzan a brotar por todas partes. Si de algo peca el ejecutivo, además de mano floja o chequera alegre, es de incoherente. Quien puede pensar luego de casi 11 años que el pueblo venezolano es lo más importante, si en los últimos 5-6 años se ha venido hablando de la inseguridad en todos los medios de comunicación masiva a excepción de los del estado y la cúpula oficialista permanece inerme y hasta trata de banalizar la situación llamando a los medios privados amarillistas y escandalosos. Como se puede ser tan indolente con algo tan sagrado como es la vida humana. Con que cara las autoridades que rigen el orden público pueden mirar a sus compatriotas sabiendo que lucen inoperantes e impotentes ante el hampa y la delincuencia desbordada. Debe dar vergüenza cuando menos, decir que se forma parte de un cuerpo policial o de investigación y verse arropado por la ola delictiva. Irónicamente, los medios privados que son considerados enemigo público # 1 de la revolución, han venido denunciando y alertando sobre el incremento descontrolado del flagelo sin recibir la menor atención. Que distinto hubiera sido si en lugar de hacerse los locos, ignorar o desacreditar dichas informaciones se hubieran activado y articulado los planes a tiempo; pero no se hizo, porque había otros intereses políticos afuera, en América Latina, antes que las vidas de los ciudadanos venezolanos. Había que consolidar un proyecto de hegemonía política para dominar la OEA, que requería desviar los recursos que necesitaban los ciudadanos venezolanos y que podrían haber solucionado los problemas del país. La mentira y los engaños tienen piernas cortas, el tiempo se ha encargado de demostrarlo una vez más. Los casos se repiten unos tras otros. Quien no se llenó de orgullo escuchando encendidas arengas defendiendo la soberanía nacional y la inviolabilidad del territorio patrio, para lamentablemente experimentar la decepción de presenciar como desde hace casi 5 años se habla de grupos irregulares en nuestra frontera, de secuestros, cobro de vacunas, panfletos imponiendo normas de conducta, etc. ante la pasividad de nuestras autoridades. Para que ha servido todo ese gasto militar en armas y equipos supuestamente modernísimos, si los irregulares pueden violar el sagrado suelo patrio a sus anchas y sin ser combatidos o detenidos. Que moral puede tener nuestra fuerza armada sabiendo de esas incursiones y no ser capaz de controlarlas, capturarlas y entregarlas a la justicia? Es casi una burla haberle colocado el calificativo de bolivarianas a nuestras unidades armadas que lucen inoperantes y sorprendidas ante las acciones de la presunta guerrilla colombiana (todas FARC, ELN y paramilitares). Que contraste, entre las medidas de cierre de negocios y relaciones comerciales con el vecino país, independientemente de la pérdida de empleos y daños que puedan causarse a inocentes en relación al trato de indiferencia, pasividad y quizás hasta complacencia con las actividades de los grupos subversivos. Como explicarse esa dualidad que sorprende in fraganti funcionarios del DAS colombiano pero es ciega, sorda y muda ante los cuerpos irregulares que atacan en grupos comando fuertemente armados de manera impune. Habrá alguna relación entre la presencia de los irregulares y la ubicación del imbatible de los domingos en centro y oriente del país y solo escasas veces en las zonas fronterizas con Colombia? Vale la pena preguntarse por que nunca se ha utilizado el tono severo, con que se ofreció gas del bueno y cárcel a nuestros estudiantes si se atrevían a protestar, contra los grupos armados irregulares o por que no se ha pedido cuentas en forma estricta y severa ante la opinión pública a las autoridades militares y policiales por su inacción ante el hampa, la delincuencia y la subversión como se le exigió a la viceministro el domingo pasado. No se tuvo consideración ni el más mínimo respeto con su condición de mujer y madre, para exponerla al escarnio público echando por tierra todos los discursos donde se hizo énfasis y alabanza del sexo femenino, sus derechos, su responsabilidad en los roles de madre y padre, etc. Que impide que al gabinete ejecutivo se le exija o amenace con pedirles la renuncia, como se hizo con el TSJ, para ordenarles que solucionen el pésimo desempeño en salud, vivienda, seguridad, defensa por nombrar los más evidentes. Que relación rayante en la complicidad, inmunidad o miedo existe allí? A quien no le hierve la sangre cada vez que hay un apagón y recuerda las incontables veces que los medios alertaron sobre el problema sin que se les hiciera el menor caso, al contrario se les catalogó de alarmistas y profetas del desastre. Desafortunadamente el tiempo les dio la razón a ellos y que hipócrita se oye la frase de lo importante es Venezuela y el pueblo venezolano, lo demás no importa nada; ante los estudios señalando las inversiones que han debido ser hechas y no se ejecutaron y los testimonios de donativos e inversiones en otros países. Recursos no faltaron, faltó amor a la patria y sensibilidad social para comprender la situación que se venía encima; faltó eficiencia y capacidad gerencial para administrar la hacienda pública. El monto de los obsequios al exterior en términos nominales se acerca al 70% del presupuesto aprobado para la nación en el 2009. Quien no se indigna al percatarse que en los últimos 3 años, se abandonó la población a su suerte para privilegiar el proyecto político y ahora ante la cercanía de eventos electorales importantes, se pretende montar el show mediático para manipular y torcer el desengaño y la frustración reinante en la población mediante la verborrea y el populismo dadivoso. Que oscura realidad se esconde tras la fachada de la revolución bonita, que hay un miedo insoportable a rendir cuentas, que obliga a recurrir a tácticas viles y despreciables manipulando las necesidades más básicas de la población con un manoseo descarado que solo persigue disfrutar monopolicamente del poder. Los resultados exhibidos hasta el momento harían reflexionar a cualquiera con 4 dedos de frente sobre la conveniencia de una asamblea crítica y autónoma, dada la pobreza de criterio y participación que ha mostrado la actual. Su sumisión y subordinación le ha causado mas daño que beneficios al pretendido proceso revolucionario; no reconocerlo y peor aún no corregirlo es insensato y suicida, considerando que se está pisando el acelerador a fondo en reversa mientras se suspira con la foto de los comunistas del pasado reciente en la mano. Tan mala gestión hay en estos 11 años que se siente pavor a rendir cuentas ante un ente independiente y minucioso. Cuando uno era un imberbe escolar y presentaba examen, uno se sentía satisfecho si había salido bien y hasta deseoso, por no decir orgulloso, de ser nombrado entre los primeros de la clase. Caso muy distinto de cuando uno sabía que había dejado la evaluación en blanco o se detectaba algún error que irremediablemente determinaba una mala calificación. En estos casos se sentía pena y cualquier excusa era buena para no presenciar ese momento; hay que recordar que en aquel entonces no existía defensa ni protección alguna contra la vergüenza y el escarnio público. La publicidad oficial habla de una revolución bonita, que más satisfactorio que restregarle los éxitos a sus adversarios o será que no hay tales logros? Por que recurrir a la Doctrina Bush de ir a la guerra para promover la economía y que se olviden los problemas internos. Algo gordo y mal oliente debe yacer oculto que se siente tanto terror al escrutinio crítico, agudo e imparcial de la sociedad.

lunes, 9 de noviembre de 2009

TIPS PARA LA UNIDAD

Para que el esfuerzo unitario sea efectivo se requiere de amplitud y receptividad, tolerancia y autocrítica, visión holística y objetividad, coraje y conciencia del momento que se vive y la oportunidad que se presenta. Vivimos una realidad que muestra al país dividido en tres toletes desiguales, siendo el mayor de ellos, el que representa a los independientes o grupos sin militancia política. Este bloque de ciudadanos al no identificarse con el chavismo demuestra su rechazo hacia esa tendencia y al no ubicarse en los partidos políticos expresa su desacuerdo con la falta de definición y creación de propuestas que han tenido los mismos en los últimos años. Para el chavismo luce cuesta arriba, por no decir imposible, ganar apoyo en ese grupo de electores porque su obra de gobierno no ha satisfecho sus expectativas. No hay coincidencia entre las aspiraciones del grupo y la dirección que lleva el socialismo petrolero. Para la alternativa democrática por el contrario, se abre una gran oportunidad de reflexionar, reinventarse y reorientarse con un enfoque mas humano, sensible a las necesidades y problemas de la población e impregnada de prácticas administrativas transparentes, eficientes y honestas. Este enfoque colectivo del país eliminando barreras y divisiones, regido por principios básicos de la humanidad que establecen la imposibilidad de hacer bien al colectivo mediante el prejuicio o destrucción de algunos, es una garantía de la inclusión y el progreso en conjunto de los miembros de la nación. Es necesario la amplitud de ideas y la flexibilidad de pensamiento para analizar los distintos puntos de vista sobre el país posible: congruentes, divergentes incluso hasta contrarios a los paradigmas mas arraigados, para mediante la valoración de las ventajas y desventajas de cada uno alcanzar posiciones de confluencia, aceptación y receptividad de las decisiones y planteamientos. Hay que ser tolerantes para poder evaluar las diferencias con frialdad, no segregar a nadie ni negar ninguna posición a priori sin el debido razonamiento de la pertinencia o conveniencia que puedan tener. Incluso permitir a cada partido ir con su tarjeta y que sus militantes y simpatizantes los acompañen mientras los independientes pueden crear una tarjeta unica para ellos para que no se sientan obligados a votar por partidos que no les inspiran confianza, es una buena muestra de amplitud y tolerancia donde cada cual obtiene lo que quiere y se logra el objetivo de la pancha común para todos. Hay que abrir la mente a la crítica y fomentar la autocrítica para detectar y reconocer las fallas y errores del pasado, aprender de ellos para generar cursos de acción más acertados y asertivos. Las críticas y análisis deben ser objetivos, hay que desprenderse de la subjetividad que acompaña a esos procesos, para asumir posiciones en que prevalezca el interés nacional y colectivo por encima de las parcialidades e individualidades. Este comportamiento es favorecido si hay visión holística de la situación nacional, si prevalece la totalidad o bien colectivo como meta fundamental sobre los intereses mezquinos y/o secundarios de las partes. Debe orientarse la propuesta a la satisfacción de los problemas que agobian a la población dando prioridad a los más débiles y desasistidos, creando oportunidades de formación y capacitación que les permitan ser competitivos y aspirar a un futuro de progreso y bienestar para sus familias en el corto y mediano plazo. Solo la objetividad en las evaluaciones posibilita el reconocimiento de las carencias de cada quien y la identificación de las propuestas más idóneas vengan de donde vengan y estén donde estén. Finalmente, hay que tener coraje y conciencia de la situación para aceptar la idoneidad de los mejores, hay que tener valor para entender que quizás el momento pasó para algunos líderes y deben dar paso a liderazgos más consustanciados con la problemática de las comunidades. Hay que derrochar coraje para que las figuras emergentes depongan sus aspiraciones en función de incorporar experiencia y habilidad si eso es lo más conveniente para el éxito de la alternativa de cambio. Hay que tener coraje para tomar conciencia de la situación que vive el país, que ofrece una gran oportunidad para la reconciliación y encaminarnos hacia el progreso, pero al igual que en el deporte, tener tres en bases sin out no garantiza que se va a anotar y el cobrar un penalty tampoco garantiza que habrá gol. Hay una gran oportunidad abierta en el horizonte pero solo la ejecución de la estrategia correcta determinará el triunfo. No es momento de pantallar, ni de vacilar; es momento de sacrificio y desprendimiento para aceptar roles secundarios o ceder posiciones en beneficio de todos. Más importante que protagonizar o jugar papeles estelares es participar todos juntos aportando cada quien su granito de arena para materializar la opción de país que queremos para nosotros y nuestros hijos.

martes, 3 de noviembre de 2009

EL SOCIALISMO PETROLERO

Cuando se producen cambios o rupturas en la continuidad de la vida política y económica de un país, generalmente se hacen basados en algún ideal o principio filosófico. Desafortunadamente, ese no ha sido el caso venezolano en el que se ha tratado de implementar una revolución llamada socialismo del siglo 21 soportada no en un marco ideológico sino en la renta petrolera, de allí que sea más conveniente llamarla socialismo petrolero. Obviamente, toda revolución necesita los matices del romancero clásico: justicia, igualdad, amor, equidad, etc. para despertar el entusiasmo de las clases más oprimidas, excluídas y socialmente desasistidas; sin respaldo popular no hay revolución posible. Para darle forma a ese formulismo se nos ha hablado del árbol de las tres raíces, del marxismo, de las sociedades aborígenes y sus sistemas de colectivismo, etc. Pero toda la retórica, el tiempo y los recursos invertidos en ello no aguantan el más débil escrutinio o análisis porque es una escenografía hueca que posee forma pero cuyo contenido no aparece por ningún lado. No hay fondo ideológico, no hay sustancia filosófica ni principios rectores, todo se reduce a sacar provecho de la manipulación de las necesidades del ciudadano en aras de acumular y mantener el poder político. Simón Rodríguez maestro del Libertador postulaba la educación como forma de templar la fibra moral y ética de los ciudadanos y como medio de enseñar un oficio mediante el cual se pudieran ganar el pan para sus familias. La revolución petrolera con su indumentaria de socialismo ha implementado misiones educativas que si bien es cierto han enseñado a leer y escribir y han dado alguna formación sociopolítica y académica, no han enseñado un oficio ni han permitido la formación de un nuevo ciudadano probo, productivo y eficiente. La prueba más contundente es el bajo desempeño de las formas organizativas y asociativas de producción que ha creado la revolución. Ezequiel Zamora cabalgaba bajo el lema de tierras y hombres libres, pero sus presuntos seguidores no han logrado poner a producir en forma eficiente ningún centro agrícola. En lugar de liberar a través de la educación y la dotación de tierras, lo que se ha hecho es crear una dependencia absoluta y feudal del gobierno para que dichas actividades a duras penas se mantengan a flote a pesar de los recursos que se les han asignado. Nuestro Libertador predicó con el ejemplo de honestidad y transparencia en el manejo de los recursos así como con su abnegado, constante e indomable esfuerzo para triunfar a toda costa y en todo trance, llegando a arriesgar sus bienes personales en pro de la gesta libertaria que inflamaba su corazón. Sin embargo, sus pichones de émulos se han visto enredados en toda suerte de manejos irregulares de los dineros del erario público, en toda clase de decisiones que rayan en la arbitrariedad y el autoritarismo, por no hacer referencia a parcialidades y favoritismos hacia sus familiares y acólitos que resienten el espíritu de justicia social y la reserva moral de la institucionalidad. Si se intenta explorar el contenido marxista de la revolución, casi inmediatamente se tropezará con una clase trabajadora llena de inconformidades, quejas y protestas por el deterioro de su calidad de vida y la perdida de beneficios conquistados a través de las convenciones colectivas y que ahora o son desconocidos o tienen atrasos importantes en su cancelación. En pocas palabras, una revolución marxista intentada para combatir la explotación del hombre por el hombre, se encuentra cuestionada por una buena parte de la clase trabajadora que pretendió defender. Ni hablar del contenido humanista que si bien es uno de los aspectos donde ha mostrado algunos resultados, no dejan de ser alegría de tísico ante el descomunal avance de la delincuencia y el descarado nivel de inseguridad personal reinante, tanto en la capital como en los estados ubicados en las adyacencias de la frontera colombiana. Es imposible e inverosímil hablar de humanismo mientras impera el más grosero irrespeto al derecho a la vida y hay una incapacidad manifiesta, evidente y reiterativa para imponer el orden y acatamiento de la legislación vigente. La organización de los pobres en manadas o jaurías rojas para invadir y arrebatar bienes ajenos mediante la manipulacoión de sus carencias con ofertas de entregarles empresas, dotarlos de viviendas o defender la revolución no puede ser consecuente con la doctrina humanista. Algo similar ocurre con el cacareado respeto a la soberanía nacional, que se ve burlado por decir lo menos con los ataques de grupos irregulares perpetrados en los últimos días en las zonas fronterizas y con los ataques a autoridades militares tanto en la frontera como en la capital del país. Este recuento pone en evidencia un discurso hueco que durante casi 11 años ha sido altisonante a lo interno con medidas muy severas y críticas contra los adversarios políticos desarmados, pero que parece derretirse como mantequilla al sol cuando se trata de combatir y reducir enemigos armados y violentos que actúan impunemente hasta en la misma capital de la nación.
Mención aparte merece la relación contra natura que mantiene el socialismo del siglo 21 con su archienemigo la primera potencia mundial USA. A través de ella obtiene su principal fuente de ingresos a pesar de la incoherencia que significa tener como principal cliente al llamado “imperio” mientras se pregona el desprecio a ultranza por el pensamiento y accionar capitalista. La forma de vida del capitalismo es motivo de crítica y sorna para los revolucionarios, pero el dinero que proviene de ella es bienvenido para mantener las apariencias de una revolución que avanza a paso de vencedores. Análogamente es como criticar, condenar y perseguir el narcotráfico y la trata de blancas, pero usar los recursos provenientes de esas actividades para poner la comida en la mesa de la casa. Esa ambigüedad moral ha sido la causa principal de la degeneración ética y filosófica del llamado nuevo socialismo hacia el socialismo petrolero. Sólo la renta petrolera ha podido financiar tanto dislate y tanto proyecto sin frutos a lo interno, sin embargo, luego de dos quinquenios de la cuarta la revolución no ha logrado echar raíces y luce endeble y frágil cual criatura recién nacida, debido a la falta de visión y capacidad para desarrollar el país. Pareciera que existe algún temor o inseguridad en preparar y formar a la población para que labre su propio destino, porque esa independencia y liberación acabaría con la práctica despreciable y obscena que permite manipular las conciencias de los habitantes a través de sus necesidades más elementales: comida, educación y salud para provocar división, segregación y negación de los adversarios como forma de erigirse en alternativa única para la solución de los problemas sociales. Los socialistas de parcho en el ojo, lorito en el hombro y franela roja no han mostrado la capacidad y el ingenio para crear riqueza y distribuirla de una forma digna hacia la población. Hasta ahora o por ahora, se han dedicado a otorgar dádivas y subsidios sin preocuparse de la sustentabilidad en el tiempo de dichas medidas y sin evaluar el efecto paralizante que su discurso y accionar tiene sobre el aparato productivo de la nación, potenciando a mediano plazo el incremento geométrico de la carga social sobre el estado, que si bien es cierto le da poder político pudiera llevarlo al colapso mientras no cuente con elevados precios petroleros y abandone su política de donaciones hacia sus satélites para mantenerlos a flote. La situación actual no sólo es preocupante sino desesperante, aumentar la productividad con racionamiento eléctrico no parece coherente y sin lograr ese objetivo no es posible controlar el “diablillo” de la inflación; el racionamiento del agua atenta contra la recuperación del sector salud porque relaja las normas de higiene personal y de las comunidades, creando condiciones de caldo de cultivo para cualquier brote infecto-contagioso. Estando la AH1N1 en el ambiente, el dengue en aumento y gran parte de los centros asistenciales desabastecidos e inoperantes, cualquier descuido puede generar una calamidad en la salud pública. Aunque se avecina un evento político electoral importante, no es momento para el sectarismo y la mezquindad política, hay que sobreponer el interés nacional para visualizar cursos de acción que consideren distintos puntos de vista, generen consenso y puedan coordinarse con la participación de todos los sectores de la vida nacional