miércoles, 30 de septiembre de 2009

QUE REVOLUCION ES ESTA…EEEHH!!!

El termino revolución ha sido conocido a través de la historia de la humanidad como una transformación radical de la situación imperante para corregir un modelo político administrativo, que de alguna manera degenera hacia la corrupción en el uso de los fondos públicos y en la descomposición moral del marco ético que debe guiar toda acción social en la consecución del bienestar colectivo. Otros han llamado revolución al cambio de las instituciones y de la organización política vigente para darle paso a nuevas estructuras dinámicas y eficientes en el logro de los ideales de la población. Lamentablemente, ninguna de esas definiciones se adapta al proceso que se vive en el país, donde parece que inventamos una nueva conceptualización de la palabra para darle un significado de cambio en la retórica, cambio en la nomenclatura y en la superficie pero sin tocar la esencia de las viejas estructuras o lo que es peor, sin afectar las causas del descontento y la insatisfacción que posibilitaron la existencia y viabilidad de un proceso de cambio hace casi 11 años. Hemos visto como se han cambiado los nombres de las instituciones agregando palabras como del poder popular o se ha sustituído la palabra corte por tribunal (TSJ) o la palabra supremo por nacional (CNE) y se han creado algunas nuevas estructuras que si bien pudieran ser útiles, pierden toda legitimidad al carecer de criterio propio y autonomía en sus actuaciones. Algunos han acuñado el vocablo gatopardiano para señalar el cambio de formas y apariencias pero sin cambiar el fondo. Solo la memoria histórica y colectiva es capaz de confrontar las ofertas con las realizaciones, el tiempo tiende a hacer olvidar las cosas y aquellas palabras bonitas que despertaron ilusiones y esperanzas en los corazones de los venezolanos se van desvaneciendo, ante el paso inexorable del padre tiempo y parecen estrellarse contra la inmutable realidad que actualmente vivimos. Una revolución que se precie de llamarse revolución tiene que ser congruente con sus postulados, ofertas y predicas. Debe existir transparencia, verticalidad y alineamiento de sus acciones con sus discursos y por sobre todas las cosas la obligación de mostrar una gestión superior a las de los gobiernos que criticó, satanizó y se opuso acérrimamente. Repetir los errores de sus antecesores o fallar en su promesa de ejecutar una acción de gobierno pulcra, eficiente y plena de oportunidades para el desarrollo de sus ciudadanos la deslegitima y condena al fracaso. Los que criticaron las tribus judiciales en los gobiernos anteriores no pueden permanecer impávidos e incólumes ante las denuncias de sentencias que se ordenan desde arriba o ante la privación de libertad de personas sin una sentencia firme en contra. Aceptar procedimientos jurídicos que han mantenido personas en cautiverio cuando la ley ordena el juicio en libertad salvo determinadas excepciones, es igualarse y hasta superar las vilezas de la justicia del pasado. Una revolución que pregona los derechos humanos, el amor y la justicia entre sus principios no puede cometer tales atropellos sin quedar herida de muerte. El que ha estado preso y ha sido perdonado no puede ser indiferente a la prisión de los demás ni al sufrimiento de las familias de los prisioneros y más aún si no hay pruebas concluyentes y definitivas que soporten su culpabilidad. Incriminar a un ciudadano mediante interpretaciones retorcidas de la ley a conveniencia, no dignifica ni trae gloria a una revolución sino que la debilita y expone al rechazo de la población, porque la bajeza, el abuso, la arbitrariedad y la injusticia podrán generar miedo pero nunca simpatía ni agrado. El uso acomodaticio de la justicia para absolver, condenar, encarcelar a conveniencia dependiendo de la militancia partidista solo trae oprobio y vergüenza a quien lo ordena o permite; el bochornoso caso de la solicitud de investigación a altos lideres del gobierno que fue rechazado en la AN, puso en evidencia una degradación moral de una magnitud que no se conocía en el país, pues aún está fresco cuando el congreso con mayoría adeca votó por la investigación en el caso contra el expresidente Pérez. Una revolución que es capaz de revolcarse en el fango de la ignominia aplicando una suerte de chantaje o intimidación a los denunciantes de casos de corrupción, colocando al denunciado como supervisor o regulador de los denunciantes, pierde toda autoridad y respeto para liderizar el proceso de cambio, porque carece del núcleo de valores puros y elementales para regir a una sociedad. Casos como el del oficialista infiltrado en la marcha de la oposición hacia la fiscalía, que fue detectado y rodeado por los marchistas antes de que el Prefecto Blanco lo rescatara, revelan la catadura moral del proceso revolucionario y de sus miembros. Si el joven en cuestión se retiró por sus propios medios, no mostró indicios de lesión o dolor en ninguna de las tomas que testimonian lo ocurrido, entonces, como puede aparecer después acostado con un collarín y levantando acusaciones por lesiones graves a quien lo protegió por no decir que lo salvó. Alguien con principios, que se precie de su honestidad y que milite en una “revolución”, supuestamente basada en el amor, no puede prestarse para maniobras tan bajas y viles. Igualmente, un movimiento que reivindica la transformación social y la formación de un nuevo hombre no puede estar de acuerdo con ese tipo de maniobras sin desprestigiarse a si mismo. Cual nuevo ciudadano? Cuales valores socialistas sino les importa privar injustamente de un derecho elemental a un ciudadano, como es la libertad, ni sumir a sus familiares en el sufrimiento y la agonía? Donde queda el agradecimiento y reconocimiento a quien le prestó ayuda en un momento tan crítico? La conseja popular reza dime de que presumes y te diré de que careces, lo cual se aplica como anillo al dedo a la mentada revolución que se dice pacífica pero armada. Ni siquiera con el control de las armas de la nación se sienten seguros, necesitan amenazar y amedrentar porque cuando no se tienen argumentos solo la fuerza puede mantener temporalmente la usurpación del poder. Sólo un temor incontrolable o una gran inseguridad pueden explicar acciones como el desmantelamiento de la alcaldía metropolitana o el despojo de competencias a las gobernaciones y alcaldías legítimamente ganadas por la oposición en elecciones limpias. Un irrespeto tan descarado a la voluntad popular no se había producido nunca en la historia democrática de este país. Desafortunadamente o afortunadamente lo ejecuta una revolución que se llama humanista y que alza las banderas de la participación y el protagonismo popular en la vida política de la nación. Afortunadamente, porque desenmascara y desnuda una revolución que pudiera catalogarse como la revolución de las palabras o la revolución de las ilusiones, porque como se le han hecho ofertas y se le han pintado sueños y pajaritos preñados a los ciudadanos para luego no cumplir las promesas o dejarlas a medias. Los venezolanos somos un pueblo acostumbrado a evaluar y cambiar gobiernos cada 5 años, sin embargo, hemos tenido paciencia con esta prueba que lleva casi 11 años y en lugar de presentar un balance de sus ejecuciones continúa prometiendo y ofreciendo ilusiones a la población. En el 2012 cuando le toque someterse al veredicto popular tendrá 14 años en el poder y más que ofrecer paraísos a futuro deberá mostrar que fue capaz de lograr con los recursos que manejó, no nos dejemos embaucar con nuevas promesas y sueños de grandeza que no le lucen ni le corresponden a quien ha mandado con absoluto dominio de las instituciones y ha contado con recursos suficientes. Debe presentar resultados y esos resultados deberían ser muy superiores a los obtenidos por otros gobiernos para poder aspirar a un nuevo mandato.
Finalmente, no quiero pasar por alto otra de las manipulaciones de la mal llamada revolución. Blandiendo las banderas de la lucha contra el latifundio y el monopolio se han acometido expropiaciones, procedimientos administrativos y judiciales, confiscaciones, intervenciones y persecuciones al sector privado que no han traído mejoras a la población sino a los líderes rojitos que se encaminan hacia un monopolio de los medios de producción y hacia un latifundio del uso de los recursos para someter a la población a una dependencia total del estado. El miedo, la incapacidad y su nula creatividad han llevado a los revolucionarios a la conclusión de que la única forma de preservarse en el poder per secula seculorum es eliminar cualquier forma de competencia, es decir, solo el estado debe proporcionar empleo, salud, educación, viviendas, etc. para que el ciudadano no pueda comparar, no perciba la ineficiencia y obligatoriamente deba depender del estado para la solución de sus problemas y la mejora de su calidad de vida. Solo así, el estado rojito puede convertirse en el centro de atracción y su líder en el showman de la nación. La naturaleza es sabia, nuestra madre naturaleza nos enseña y esto puede validarse en cada una de las especies, donde observamos como los progenitores preparan a sus crías para enfrentar la vida en forma independiente, algunas especies en mayor medida que otras, pero todas llevan al adulto a una vida independiente. Los mamíferos destetan a sus cachorros y los humanos los acompañan, apoyan y forman hasta donde sus recursos se lo permiten pero tratan de dejarlos preparados para vivir por su cuenta. Una revolución que se precie de serlo debe tomar nota de esa ley natural y promover el desarrollo y formación de sus ciudadanos para valerse por si mismos en lugar de estimular la proliferación de pedigüeños y mantenidos. Siempre habrá que mantener una política social para balancear las oportunidades y subsanar las deficiencias que puedan presentarse, pero estos programas deben tener enfoque temporal mientras preparan a esos ciudadanos excluídos y oprimidos para valerse por si solos. Eso si sería revolucionario y ese es el reto de la revolución que queremos, que buscamos y que levantó esperanzas en el 98.

lunes, 21 de septiembre de 2009

DESCOMPOSICIÓN MORAL

Bajo lemas como la igualdad, la justicia y el poder popular la revolución accedió al gobierno y sus líderes comenzaron a ejecutar su proyecto de país cambiando nombres de instituciones, cambiando los símbolos patrios y contando una nueva versión, su versión, de la historia nacional y mundial. Ninguna de esas acciones es reprochable per se, sino fuera por la intención exprofesa de cobijarse bajo el axioma de la verdad absoluta y no aceptar la discusión o el debate sobre su validez histórica. Todas han sido amparadas por banales artilugios de la razón que aluden al odio, al uso ventajoso del poder de una casta y al vasallaje colonial o pérdida de autonomía de una clase dirigente ante una nación externa. Haciendo uso de lo que en filosofía se conoce como tautologías, se nos han querido vender esos lemas como piedras filosofales del humanismo y columnas fundacionales de la “nueva republica”
Quien se atrevería a combatir el deseo de igualdad entre los humanos, seguramente que nadie y si alguien lo hiciera estaría irremediablemente condenado al fracaso. Lo que si es rebatible del presunto argumento es la forma en que se plantea. Es falso que los seres humanos seamos iguales, la realidad histórica es cruda y demoledora en la demostración de los diferentes potenciales que tenemos los seres humanos. No todos podemos ser Usain Bolt, ni todos podemos ser Plácido Domingo, ni todos podemos ser Gustavo Dudamel o el maestro José Antonio Abreu, no todos podemos ser Simón Bolívar, no todos podemos ser como Andrés Bello, etc. Los ejemplos serían interminables para señalar la genialidad y maestría en una disciplina que los humanos pueden lograr con carácter único y sin parangón; por tanto es una burda manipulación del sentimiento y la voluntad plantear la igualdad. Sin embargo, lo primero que se hace al inaugurar una empresa socialista es decirles que son iguales, con lo cual matan la productividad porque los conocimientos y las experiencias son diferentes; no se puede poner al chofer de líder ni al líder de almacenista porque se pierden las ventajas de la especialización y caen los rendimientos. Lo que si debe garantizarse, promoverse y alcanzarse es la igualdad de oportunidades, de derechos y de deberes entre todos los ciudadanos, lo cual es muy diferente al engaño que se ha querido hacer con la intencionada y astuta tergiversación de los hechos de la historia contemporánea nacional y mundial para exacerbar sentimientos de rencor, revancha y hasta odio entre la población con el fin de sacar provecho político electoral. Si bien es cierto que se ha hecho un esfuerzo importante por promover la educación, no deja de ser llamativo que los principios, conocimientos y prohombres de la historia cambian con lo cual se fractura el anhelado principio de igualdad. Es importante señalar que los estudiantes que estaban en cuarto grado de primaria al asumir el gobierno la revolución ya están en la universidad y que si asumimos un promedio de 7 años por carrera, todas las universidades tienen jóvenes que estudiaron en la revolución, sin embargo los rojitos no pegan una en las elecciones de centros de estudiantes. No deja de ser paradójico que mientras la tasa de escolaridad ha aumentado con una pendiente cercana al 50%, la tasa de homicidios lejos de disminuir se ha potenciado a una tasa quizás similar. Con este comentario no se pretende establecer una correlación entre ambas, sino señalar que algo erróneo debe estar haciendo la revolución y su líder que lejos de elevar el pensamiento y el núcleo de valores de los venezolanos los sume en la violencia, el irrespeto y el beneficio personal. Gracias a Dios no somos iguales y no podemos ser iguales a Hugo Chávez, bastaría imaginarse a todos tratando de imponer su voluntad a todo trance haciendo uso de cuanto recurso se tenga a la mano, para entender el pandemoniun que viviríamos y la falsedad del recurso populista sobre la igualdad. El mismo equipo de gobierno es fiel reflejo de lo señalado, pues mientras ellos son iguales entre ellos, ya que se sustituyen unos por otros en sus cargos, a pesar de que durante 10 eternos años no han logrado articular un programa acertado para satisfacer las necesidades de la población y cuando se han sometido a la consulta popular han sido rechazados mayoritariamente; pero no son iguales a los militantes de su organización los cuales parecen no tener meritos mas que para ser seguidores de los designios del infalible, pero nunca para asumir posiciones de liderazgo nacional o de articular propuestas para solucionar los problemas que los aquejan. Habrá desconfianza a su militancia o miedo a que lo puedan hacer mejor. Finalmente, para cerrar este primer punto, está el caso de las personas dedicadas al aseo y limpieza de la ciudad o edificaciones, si bien es cierto que ese es su trabajo y su deber, les pagan por ello, el resto de la población no puede eximirse de su deber de colocar los desperdicios que causan en los recipientes destinados para ello con la excusa de que hay personas que les toca limpiar. Es un deber de todos por igual.
En relación al segundo punto, se nos vendió la justicia como un pilar de la revolución. Se nos dijo no hay revolución sin justicia y sin justicia no hay paz. Sin embargo, al pasar el tiempo hemos visto como la justicia ha ido perdiendo sus atributos fundamentales: la imparcialidad y la inflexibilidad. A medida que el tiempo ha hecho evidente el fracaso de la gestión revolucionaria no ha quedado otra alternativa que recurrir al uso conveniente e interesado de la justicia, para intentar acallar la protesta y el reclamo de derechos de la población y de los trabajadores. Quien se presentó como adalid de las causas sociales y remedio de conflictos laborales ahora luce ahogado y sin respuestas ante las exigencias de cumplimiento de las ofertas demagógicas o de respeto a las convenciones colectivas. Tratar de intimidar a los ciudadanos que reclaman sus derechos o se sienten coartados en sus libertades fundamentales mediante acusaciones de incitación a delinquir o a la violencia, no deja de ser una ironía, ya que quien incita a delinquir es aquel que no permite el acceso a la justicia y al reclamo de sus derechos a través de la ley o no fueron los rojitos mismos quienes meses atrás señalaron que quien no permite el paso a las transformaciones pacíficas abre el paso a las transformaciones violentas citando a Kennedy. Ni siquiera en su conducta de alto gobierno puede mantener coherencia, pues un principio básico de la justicia es penas iguales ante violaciones o delitos iguales, no obstante la inocultable realidad señala que quien ayer expulsó un diplomático colombiano porque lo sorprendió y grabó en conversaciones comprometedoras, ahora acusa a su vecino de facilitar territorio para unas bases gringas de donde podrían espiar a su gestión. Aquí no se pretende el hecho antipatriota de defender a los vecinos sino señalar que quien usa la estrategia del espionaje no puede pretender que no le sea aplicada o tildarla de ilegal a su conveniencia. Todos los países usan labores de inteligencia y contrainteligencia, vulgarmente conocidas como espionaje y de acuerdo a la sabiduría popular el que a hierro mata no puede morir a sombrerazos. Ni hablar de los casos donde ha habido impunidad o donde se flexibiliza la justicia a conveniencia para adoptar ciertas medidas sustitutivas o cautelares en unos casos de simpatizantes pero se acuerdan otras cuando los indiciados son antagonistas.
La conseja del poder popular y el poder para el pueblo no deja de ser un embarque porque en lugar de fomentar la emancipación del pueblo, lo que se ha hecho es crear una dependencia descomunal al gasto del gobierno de las clases más oprimidas sin abrirles la puerta a la esperanza de un futuro mejor y digno, en el cual se puedan valer por si mismos. Lo que se ha visto hasta ahora es una relación de subordinación a los designios del jefe del estado; incluso en los proyectos que se presentan para financiamiento, solo se aprueban los que el mismo gobierno va moldeando en los lapsos de anteproyecto y evaluación como acordes a su pensamiento, dejando de lado aquellos que son de interés a la comunidad pero no afines a la ideología roja rojita. Ni hablar de los casos en los cuales la población ha tratado de hacer valer su opinión o ha tratado de promover consultas mediante referéndum y les han sido negados por las autoridades. La situación ideal para un poder popular sano y vigoroso sería de diálogo y consulta permanente, pero lo que se ha establecido es una relación jerárquica en la cual el ejecutivo decide y el pueblo le toca ejecutar sus decisiones. Solo en muy contados casos la protesta y rebeldía popular ha logrado revertir decisiones que eran consideradas no apropiadas a sus aspiraciones. Sin embargo, como se ha señalado, el uso acomodaticio de la justicia se ha erigido en un arma de las autoridades para suprimir estas conductas a través del miedo a la cárcel.
En conclusión, hay un gran divorcio entre la prédica mediática y la realidad que viven los ciudadanos que se ha empezado a manifestar desde hace aproximadamente año y medio, debilitando la moral revolucionaria. El tiempo transcurre implacablemente y una revolución no puede mantenerse indefinidamente en función de un sueño que no comienza a concretarse y cuyos resultados no se perciben ni en forma incipiente luego de 10 años. El mismo equipo de gobierno refleja su decepción en sus rostros. Las últimas transmisiones desde Diciembre a la fecha de los consejos de ministros y gabinetes económicos han mostrado rostros circunspectos, preocupados y hasta tristes y decepcionados. Cualquier experto en lenguaje corporal pudiera dar cuenta de ello. Las caras no son congruentes con una revolución que se dice a través de los medios de comunicación exitosa, triunfadora y de beneficio popular. El tiempo de las ofertas parece haber terminado y se acerca el tiempo de ofrecer resultados. Que lejos ha quedado aquella época cuando el primer mandatario asumió el poder y andaba con un librito titulado el oráculo del guerrero; los tiempos han cambiado y ahora sus mas cercanos colaboradores, quienes parecen haberlo leído completo, muestran caras de oráculo en esas reuniones, donde a pesar de las reiteradas alabanzas a la igualdad parece que ellos no son iguales, o no se les escucha o al menos no están de acuerdo con las decisiones que se adoptan o de que otra forma se puede explicar esas caras de oráculo. Deber ser muy difícil disentir de una decisión y no tener el coraje para decirlo o debe producir tristeza escuchar a cada rato hablar de libertad y no tener la libertad de expresar una opinión y ser escuchado para un análisis razonado de ideas y puntos de vista. Si la revolución fuera tan exitosa como mediaticamente se pregona, todos deberían estar felices y con sonrisas de comercial de pasta de dientes. La demagogia ha ido perdiendo efectividad como pone al descubierto el que se haya corregido un presupuesto a principios de año a un precio de 40$ el barril petrolero, se haya emitido un endeudamiento y se haya autorizado un aumento de tres puntos en el IVA; sin embargo, 5 a 6 meses después se habla de nuevas medidas a pesar de que el precio del barril promedio en el año hace rato que superó los 40$, lo cual debería estar generando excedentes, considerando que cada dólar barril promedio por encima del valor establecido en el presupuesto equivale al año a mil millones de dólares adicionales o será que entre las nuevas medidas viene la rebaja del IVA y el pago del endeudamiento?

sábado, 12 de septiembre de 2009

EL ROJO DE LA VERGÜENZA

Vestidos con franela blanca y de manera pacifista salieron los ciudadanos nuevamente a la protesta por sus derechos y la exigencia del cumplimiento de las ofertas de cambio que reiteradamente se han hecho en forma demagógica pero no terminan de materializarse para satisfacción de la sociedad. Con actitud de no agresión y sin incidentes que lamentar se efectuó la jornada cívica en la cual los ciudadanos recuperaron su protagonismo y expresaron claramente su posición en relación a los atropellos paralegales que están acometiendo las autoridades en su desesperación y miedo ante la poca eficacia de sus políticas. No se cayó en provocaciones ni en trampas cazabobos, dejando demostrado que las fuerzas disidentes aprenden con rapidez y asimilan las tácticas del oficialismo. Era más que evidente que el deseo de los usurpadores de la voluntad popular era dejar la marcha sola para que cualquier incidente sirviera para satanizarlos y criminalizarlos. Incluso los mismos señalamientos de que la Pza. Venezuela estaba recién remodelada pero la habían dejado en la ruta solicitada por los manifestantes, era una forma velada de ofrecer o provocar el ataque a un objetivo que afortunadamente las fuerzas críticas y pensantes no acogieron. Mientras tanto en la otra acera los defensores de la opresión y el autoritarismo optaron esta vez por dejar llegar la marcha al sitio solicitado, quizás por la presión de observación internacional o quizás por el resultado adverso que los hechos de abuso de poder y segregación provocan en la ciudadanía, incrementando la participación y el repudio en lugar de fomentar el miedo y la resignación. La desfachatez llega al clima cuando salen declarando con gran cinismo que obtuvieron una victoria al traer a los manifestantes al marco constitucional y a la protesta pacifica y ordenada; debe ser contagiosa la vena dramática y actoral que los satélites viendo su astro rey debutar en la alfombra roja han tratado de demostrar que ellos también poseen talento histriónico. Quien trajo a quien al marco constitucional? Los que usan gases tóxicos e infiltran provocadores y gente con armas de fuego y actitud violenta o los que aguantando estoicamente la represión desmedida se han ido ganando el respeto y apoyo de los ciudadanos. Será especular mucho pensar en alguna clase de insubordinación rechazando agredir gente indefensa y pacífica solo por pensar diferente y creer que un país mejor es posible.
Tradicionalmente los defensores del pensamiento único y el autoritarismo se han vestido de rojo, un color que se asocia al rubor, bochorno, la pena y la vergüenza. Cuando alguien es sorprendido haciendo algo que no quiere que se sepa se pone rojo, cuando alguien es sorprendido haciendo algo indebido se pone rojo. Cuando a alguien le recuerdan algo comprometedor o vergonzoso se pone rojo, cuando alguien es puesto en ridículo se pone rojo, cuando alguien hace algo malo o demuestra su ignorancia, falta de pericia o conocimiento se pone rojo. El que no cumple lo que ofrece siente pena y se pone rojo. Cual será el motivo por el que los que renuncian a pensar se visten de rojo. Será acaso que hay vergüenza al comprobar que luego de mas de 10 años en el poder no se han logrado satisfacer las expectativas de cambio ofrecidas en el 98 o será que hay pena y oprobio viendo que se malgastan y distraen los recursos de la nación sin que nadie tenga los pantalones para abrir investigaciones y sancionar los culpables o tendrá que ver con lo bochornoso de ver la corrupción y descomposición moral de un pueblo que no respeta la vida, lo ajeno ni la ley. Debe dar vergüenza ver a un pueblo imitando los ejemplos de la autoridad, que irrespeta a la propiedad mediante expropiaciones de tierras y empresas. Que impide que los habitantes “expropien” una cartera, un reloj, el teléfono celular, un carro, los ahorros o el salario si según sus líderes eso es un acto de justicia: quitarle al que tiene para darle al que no tiene. Igualmente debe ser profundamente embarazoso pregonar públicamente que se han adquirido unos coheticos con alcance de 300 Km. para defender la nación del imperio que posee misiles con alcance de 6000 Km. o más. 300 Km. es algo así como lanzar el cohete de Fuerte Tiuna hasta Barquisimeto o del mismo sitio hasta Pto. La Cruz o de la capital del país a Calabozo, El Sombrero o El Baúl. O será que se está pensando en atacar a los venezolanos mismos. De cualquier manera, una revolución no puede dejar de ruborizarse viendo que a pesar de sus misiones educativas basadas en el amor y su defensa a ultranza del ser humano como centro de atención del ejecutivo, los valores universales y mas elementales a cualquier sociedad, entiéndase la vida, la libertad y el respeto no son compartidos por los ciudadanos que dice formar. La situación es tan oprobiosa que quien se promocionaba bajo la libre opinión y protesta, quien condenaba al soldado que volviera las armas contra sus ciudadanos se ha visto irónicamente obligado a recurrir a la violencia, la represión y la siembra del miedo y el terror como forma de contener la protesta cívica que se le viene encima. Tener que recurrir, ante el frío resultado de la reunión de Unasur, a una gira por los países dictatoriales y autoritarios que han combatido al imperio con el terrorismo, para decir mira quienes son mis amigos y aliados en caso de que te metas conmigo o la visita a África para azuzar las percepciones de amenaza del imperio y buscar una posición mas contundente frente a las bases en Colombia en la reunión a fin de mes, demuestran debilidad, miedo e incapacidad. Finalmente, la realidad y el tiempo son jueces inexorables que ponen al descubierto todos los días el fracaso de una gestión que luego de mas de 10 años manejando grandes recursos, dominando las instituciones y poderes y de un amplio respaldo popular no ha logrado concretar en soluciones las expectativas que despertó en la población, limitándose a recrear un fraude de populismo que cada día menos gente acepta. Cualquiera se pondría rojo rojito de la vergüenza.

sábado, 5 de septiembre de 2009

REALIDAD APABULLANTE vs ANTIVALORES OFICIALISTAS

En el año 2010 irán a votar por primera vez aquellos electores que en 1998 tenían alrededor de 8 años y cuyo conocimiento de lo ocurrido durante la fase previa a la revolución bonita, será prácticamente nulo salvo contadas excepciones. Si consideramos la tasa de natalidad en nuestro país y la composición de la población por edades, puede fácilmente establecerse que cada día que pasa aumenta el número de venezolanos cuyo contacto, recuerdo o conocimiento de la cuarta republica es muy limitado; así mismo, el numero de venezolanos que de alguna manera conocieron o vivieron ese período y puedan atestiguar de primera mano los intríngulis subyacentes a las decisiones tomadas por aquellos gobiernos va disminuyendo. Este escenario explica claramente la urgencia de la cúpula oficialista por dominar y controlar el sistema educativo y los medios de comunicación en masa, para de esa forma poder determinar que se les va a inculcar a las nuevas oleadas que se vienen levantando y la cuarta republica quedaría condenada a la satanización, el desprecio y el olvido. Hasta ahora la estrategia ha sido parcialmente exitosa logrando que los actores políticos del período señalado se inhiban y abstengan de realizar debate público sobre las bondades y/o debilidades de esos gobiernos, permitiendo sin querer queriendo el endiosamiento de la gestión roja rojita. El meollo del asunto radica en que los resultados de la revolución luego de casi 11 años no son nada alentadores y solo puede exhibir como bandera su solidaridad social que si bien ha ayudado a soportar las inclemencias de la pobreza sobre el grueso de la población, no deja de ser un pañito caliente que no ataca la raíz del problema. En lugar de enseñar a pescar a los ciudadanos, se ha limitado a dar el pescado sin preparar a los habitantes para desempeñarse por si mismos en forma autónoma, con lo cual el problema permanece latente como un cáncer en fase de metástasis a punto de ser detectado. En forma de analogía, lo que ha sucedido en la ultima década puede graficarse como el caso de una persona que habiendo ganado el Kino, decide adoptar a todos los huérfanos de su región y en lugar de enseñarles un oficio digno para que creen riqueza y aporten al mantenimiento a largo palazo del programa, se dedica a adoctrinarlos en un enfoque económico fracasado mundialmente y que se basa en el endiosamiento del líder y el uso rentista del premio. Los resultados están a la vista, casi ninguna, por no generalizar, de las empresas expropiadas, recuperadas o reactivadas es rentable, lo cual determina que se destinen muchos recursos a su sostenimiento operativo que pudieran usarse para otros fines restándole flexibilidad al presupuesto y creando toda clase de distorsiones e insatisfacción en los trabajadores que salen en protesta por el desconocimiento de las contrataciones colectivas. En pocas palabras, mientras no se forme un ciudadano para ser productivo, responsable, honesto, solidario y eficiente cualquier cosa que se haga es echar dinero por la ventana bajo el adagio de pan y circo para hoy y hambre y velorio para mañana. Los pocos indicadores exhibibles de la revolución son tan contradictorios por decir lo menos, que días atrás se presentó un trabajo que mostraba a Caracas como la segunda ciudad más insegura detrás de Ciudad Juárez en México, a pesar del cacareado crecimiento del PIB durante 20 trimestres consecutivos de que se ufana el gobierno nacional. Mientras los mejicanos reconocen caída del PIB del orden de 10 ptos. porcentuales y un índice de desempleo cercano al 20% como detonantes de esa escalada de violencia, aquí las autoridades nacionales no dan pie con bola a pesar del crecimiento económico y el índice de desempleo menor a 9% que pregonan, lo cual parece indicar una perversión de los valores fundamentales del ciudadano no obstante los “esfuerzos y logros” de la revolución educativa. Una revolución que se jacta de la solidaridad y el amor entre los seres humanos y despotrica del capitalismo salvaje que privilegia lo material e individual sobre el bienestar y calidad de vida colectivo se encuentra entrampada ante los pobres efectos que sus premisas basadas en lo social han alcanzado en la conducta del venezolano. Si los protagonistas de la cuarta republica se organizaran, recuperaran las estadísticas de aquellos gobiernos y contaran con la colaboración de los medios de comunicación en masa, no para defender la cuarta, sino para argumentar que la realidad apabullante que estamos viviendo, confirma que tomamos el camino equivocado cuando se votó por un cambio en el 98 aspirando algo mejor y hasta el momento no hay el menor indicio de que estemos en el camino correcto. Solamente en vivienda y en seguridad personal las cifras de la actual gestión provocarían la renuncia de cualquier profesional que se precie de serlo, por eso es que es tan importante que los que ejercieron el poder político antes de la revolución bolivariana puedan presentar y comparar sus realizaciones en cuanto a PIB per cápita (petrolero y no petrolero), importaciones per capita, inflación acumulada en el período, homicidios, presupuesto de la nación o recursos disponibles, producción agrícola por rubro, derechos humanos, presos políticos y composición política del congreso o asamblea. No hacerlo es bajarse los pantalones y colocarse de espaldas esperando el saludo de pelotero (disculpen la crudeza de la expresión) Un comparativo de los distintos quinquenios en base a ciertos indicadores básicos arrojaría muchas luces a la nuevas generaciones de electores, repito no para defender la cuarta, sino para reflejar el fracaso del cambio que se ha querido implementar; en lugar de mejorar muchas cosas han empeorado. Mientras más coloquiales sean estas comparaciones mayor el éxito del mensaje intentado. Hasta ahora el gran rojo ha esquivado el bulto con la excusa de que sus viviendas son de 72-80 m2 y antes eran de 45 m2, lo cual no es valedero, porque el que vive en un rancho de lata, láminas de zinc, cartón, maderas o arrimado con la familia paterna ocupa un área menor a los 45 m2, pero seguramente preferiría una vivienda de concreto de menor superficie pero mas sólida y estable, la cual perfectamente se puede planificar para expansión a futuro al área requerida, mejorando sustancialmente la seguridad y calidad de vida del ciudadano e impactando a un mayor numero de familias, dado que gran parte de los núcleos familiares beneficiados hasta ahora son menores a 4-5 personas. Incluso hay la extraordinaria oportunidad de que se pueden comparar los dos quinquenios de CAP y Caldera con la década comunista actual, con la salvedad de que los primeros fueron intercalados mientras el gobierno en ejercicio ha mantenido continuidad lo que supone alguna ventaja. Quizás la comparación con la década perecista sea la mas indicada dada la inestabilidad política que enfrentó en los sucesos del caracazo y los dos intentos de golpe de estado que en cierta forma balancearían el efecto del paro petrolero de finales del 2001. La misma diferencia de enfoque político económico entre el actual Presidente y el ex presidente Pérez aconsejan la comparación para poner de manifiesto el pobre resultado de la presente gestión. Sería inadmisible que criticando a CAP hasta el extremo de intentar derrocarlo dos veces y considerándose su antitesis, su administración no supere con creces a la del gocho. Teniendo información confiable y verídica para presentar a la población, se le estaría dando la facultad, para que analítica y objetivamente pueda juzgar las distintas administraciones y forme su propio juicio de si vamos en el camino correcto o no, de si estamos en presencia del cambio que se planteó en el 98 o no.
Finalmente, un país es como un equipo deportivo debe actuar compenetrado, integrado y coordinado para poder tener éxito. La división nacional y la resistencia de un grueso sector de la población a seguir el camino señalado por los líderes comunistas hacen imposible una gestión exitosa. Imaginen un equipo donde la defensa no apoya a su ofensiva o donde el catcher no se entienda con el pitcher o el campocorto se niegue a coordinar con el resto del cuadro, no podría hilvanar estrategias victoriosas y estaría condenado al fracaso. La tozudez, la falta de visión y coraje en la cúpula oficialista para emprender un plan de consenso e incluyente para todos, inevitablemente socava las bases de la revolución y conducirá a su descarrilamiento por la imprudencia de apretar el acelerador a fondo sin tener el control del vehículo y de la ruta. Solo la falta de entendimiento y de propuestas o la torpeza de la oposición puede truncar el embrión de la transformación unitaria en marcha.