martes, 11 de enero de 2011

DILEMAS DEL COMUNISMO DEL SIGLO 21

El último tercio del año 2010 mostró un giro revolucionario claramente encaminado hacia el totalitarismo, ignorando la señal prohibiendo la vuelta en “U” o el devolverse hacia formas de gobierno autoritarias y personalistas. Esta conducta que de manera sutil pero sostenida venía exhibiendo la revolución comunista a partir de 2004, se ha hecho groseramente evidente en la medida que los revolucionarios han venido percibiendo el despertar de la población, ante un gobierno que se regodea en negar la voluntad popular. Cada vez que la revolución ha tenido un revés democrático ante las fuerzas democráticas de liberación, ha “inventado” alguna argucia o triquiñuela para salirle al paso. Así lo atestiguan la derrota de la reforma en 2007, la demolición de la alcaldía mayor de Caracas, la centralización de competencias en alcaldías y gobernaciones en la medida que fueron ganadas por la oposición, el cambio de leyes a su favor y finalmente una ley habilitante que hipoteca y trunca el deseo del pueblo que quiso darse un foro balanceado y ecuánime para legislarlo. La ley habilitante es la gota que derrama el vaso democrático de los venezolanos, porque contraviene el deseo expresado por la población de quitarle el cheque en blanco que le había entregado al ejecutivo en una asamblea unicolor y sumisa a su voluntad imperial, conformando una nueva correlación de fuerzas que lo obliga a buscar consensos para la aprobación de las leyes, despojándolo de las mayorías calificadas para tomar decisiones de manera unilateral. Argumentar que las habilitaciones del ejecutivo existen en nuestra constitución desde hace 70 o 80 años es agarrar el rábano por las hojas, porque el dilema fundamental para los venezolanos y el mundo, estriba en el desfase que ha producido la revolución comunista entre los períodos legislativos y los períodos del ejecutivo, al separar los eventos electorales extendiendo el período presidencial a 6 años. Al no coincidir los períodos se abrió la posibilidad a que las habilitaciones de una asamblea se superpongan a la siguiente, cosa que era imposible en la cuarta república cuando tenían duraciones iguales. En buen cristiano, durante la cuarta cuando un congreso acordaba una habilitante lo hacía comprometiendo su ejercicio, es decir delegaba sus poderes al ejecutivo para ejercer le función legislativa durante la vigencia de su ejercicio. El desfase mencionado ha provocado que la asamblea que regía el período 2005/2010, comprometiera las atribuciones de la asamblea 2011/2016 durante 18 meses, lo cual, a todas luces despoja a la nueva asamblea de su potestad para decidir su acuerdo o no con la delegación de funciones, así como la duración de la misma. De haberse mantenido la correlación de fuerzas vigente en la anterior asamblea no hubiera habido problema, porque su entrega a la voluntad del ejecutivo seguramente acordaría ratificar dicha habilitante; pero al cambiar esa correlación de fuerzas los partidarios del jefe de estado carecen de la fuerza necesaria para habilitarlo unilateralmente y requieren consenso de los factores que se oponen al comunismo del siglo 21. Es allí donde se traspasa el límite democrático y donde se crea el gran dilema internacional, porque aceptarlo sería abrir la puerta para que cualquier parlamento en el mundo se base en ese precedente para hacer lo mismo. El pasado reciente nos muestra como la maniobra constituyentista se fue copiando en distintos países, y como el parlamento argentino promovió una ley de medios con un parlamento agonizante que acababa de ser derrotado en las elecciones. Irónicamente, quienes se han promovido como defensores de la participación popular y el respeto a su voluntad, ignoran u olvidan sus discursos cuando comienzan a perder el fervor de la población y buscan aferrarse al poder a toda costa. Aquí es pertinente traer a colación aquel discurso del actual primer vicepresidente de la AN, donde aseveraba que sí a él le hubieran hecho lo que le hicieron a Ledezma se hubiera “molestado”, para recordar que la regla dorada de la convivencia indica no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen a ti. Es casi una perogrullada pensar que sí la maniobra fuera al revés los que estuvieran con el llantén serían los rojos rojitos, pero el ejercicio del poder en forma absoluta y soberbia conduce a tolerar y hasta festejar ese tipo de acciones viles, bribonas y reñidas con la ética y moral de quienes se autodefinen como bolivarianos. El Padre de la Patria nunca hubiera prestado su nombre para semejante vagabundería, lo que coloca al gobierno en el dilema de contradecir sus raíces, negar o al menos poner en entredicho su esencia democrática irrespetando un poder institucional elegido por el poder originario. Esperemos que el primer mandatario no se ilegitime a si mismo sacando provecho de una acción indigna y desesperada como ésa, que el tiempo pudiera desenmascarar evidenciando el deseo de una habilitante del presidente luego del 26S, que se aprovechó de las coyunturas climáticas y los damnificados para tratar de justificarla.
La vida se ha venido encargando de dictarle lecciones de economía al presidente, la última de ellas es lo referente a los recursos escasos en relación a las necesidades de la gente. El caso Pudreval se trató de minimizar señalando que en Venezuela nadie pasaba hambre y las 130000 TM podridas no hacían falta. Pues bien, esos alimentos perdidos representan casi 1 TM de comida por damnificado, o lo que es lo mismo a la tasa de consumo estimada por el gobierno de 1.4 Kg /día per capita, alimento para 687 días para c/u de ellos. Ven como si era importante. Por el bien de todos los venezolanos espero que haya aprendido esa lección tan dolorosa y los responsables no sigan impunes.
Otro dilema que recorre las mentes de los venezolanos es lo referente a la imparcialidad y objetividad requeridas para gobernar el país, dado el grado de odio y rencor que se ha dejado colar en el discurso revolucionario en sus señalamientos a la cuarta república. Nada más que considerar la edad de los parlamentarios de oposición bastaría para comprender que cuando mucho serían adolescentes o tal vez ni habían nacido cuando ocurrieron esos hechos. Por lo tanto, si no tenían posiciones de poder en ese entonces, como endilgarles la responsabilidad por lo ocurrido sin caer en conductas motivadas por el odio y la irracionalidad. Señalar al diputado de Marquina con la aseveración de que su partido arrojó al hermano del presidente de la asamblea de un helicóptero, pasando por alto su edad, su nueva militancia y el momento en el cual se inscribió en ese partido, es un exabrupto como tropezarse con mi General en Jefe Mata Figueroa, mi General Benavides o el Mayor General González y enrostrarles que su fuerza armada arrojó del helicóptero a Víctor Soto Rojas, o si se quiere ser más actualizado acusarlos de que su fuerza armada quemó los soldados de Fuerte Mara. Generalizar el accionar de las organizaciones a todos sus miembros no es posible y no es un buen signo de la cordura y claridad de pensamiento que requiere el país de sus dirigentes. En toda agrupación de personas hay personas buenas y malas, en el transcurso de la vida se cometen errores y aciertos, lo importante es aprender de ellos y tener el coraje de rectificar. El mismo primer mandatario es una muestra viviente de ello, desde el 4F hasta la reconciliación con su mejor panita Santos, pasando por los sinsabores con Uribe y Alan García por nombrar algunos. Ahora, esa cualidad no es exclusiva y única en él, sino que puede ser ejercida por todos los seres humanos y dentro de ellos los venezolanos. En la bancada de oposición difícilmente se encuentran nombres vinculados a posiciones de poder del pasado o a quienes se les puedan atribuir decisiones reñidas con la legalidad y moral ciudadana; de encontrarlos lo sano es hacer la investigación respectiva y con pruebas irrefutables en mano acusarlos, pero acciones como las ejercidas contra los diputados con litigios pudieran ser más nocivas que positivas, considerando que las presuntas irregularidades no ocurrieron ayer y hasta el momento no han sido condenados. Al menos han pasado dos años o más desde que se les hicieron los señalamientos y da muy mal tufo que teniendo la revolución el poder judicial arrodillado no haya logrado condenarlos hasta la fecha. Nuevamente el odio en quienes se llaman seguidores de Cristo Redentor, ejemplo inigualable de perdón y de amor al prójimo, pone en duda la sinceridad y rectitud de su proceder. Lo aconsejable en esos casos es no doblar la justicia en aras de objetivos políticos, mientras que en los vinculados a la primera década democrática ayudaría revisar, sí entre los septuagenarios y octogenarios del país hay sobrevivientes de esas épocas nefastas (50 y 60, no olvidemos los señalamientos de tortura en la seguridad nacional) que hayan ejercido cargos de poder y confianza, como para arrojar luces sobre lo acaecido llevando tranquilidad y consuelo a los familiares al conocer la verdad y puntualizando las responsabilidades. Es factible pensar que en el ocaso de sus vidas sientan remordimientos y prefieran levantar el manto cómplice que oculta esa etapa de nuestra historia. Finalmente, vale la pena recordar el clamor nacional por la reconciliación de nuestro pueblo, entendiendo que una nación sembrada de odio y discordia nunca cosechará los frutos del bienestar; al contrario, culpará y responsabilizará inocentes en su sed de venganza propagando la espiral de odio y violencia que no conduce a nada bueno. El ejemplo del Redentor, que muchos dicen seguir, nos llama al perdón y la reconciliación para que con el aporte de todos, el país pueda avanzar.

LAS PREGUNTAS: En la cola para pagar la luz un chavista le increpa a un independiente: en América Latina no hay un presidente como Chávez y el otro le responde a la velocidad del rayo: obviamente, todos esos países están creciendo económicamente, no han devaluado en dos años consecutivos y tienen la inflación controlada.¿Quien tendrá la razón o la tendrán ambos?
¿A quién le dicen bolsillo roto? Pista: al que ha recibido sumas mil millonarias y siempre anda pelando.

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