lunes, 12 de octubre de 2009

PRINCIPIOS PETREOS.

El pasado es relevante para entender de donde venimos, por donde hemos pasado, cuando nos hemos equivocado y cuando hemos acertado. Mirar hacia atrás con la intención de comprender como hemos llegado a donde estamos es saludable y recomendable, pero tratar de repetir o revivir el pasado es tan descabellado como pensar que volviendo a un río el mismo mes, a la misma hora, el mismo día de un año distinto vamos a tomar la misma agua que años atrás. El agua corrió y siguió su curso y ahora fluye otra quizás más pura, tal vez más turbia, más concentrada o más diluída, más dulce o más salada, etc. Igual pasa con la realidad, cambia bien gradualmente bien de golpe, pero no se mantiene inalterable. Hay que puntualizar que cambian los escenarios, las formas y obviamente las personas con el paso del tiempo, pero los principios fundamentales permanecen inalterables. Jesús nos habló del amor al prójimo como a ti mismo, casi 19 siglos después el Mahatma Gandhi nos hablaba de la fuerza del amor vestida con el atuendo de la no violencia, es decir, no tenemos porque destruir o dañar a nuestros semejantes para hacer valer nuestros derechos; al contrario sacrificarnos nosotros mismos (huelga de hambre o ayuno) antes que perjudicar al enemigo podía lograr proezas comparables a la gota de agua que rompe la roca (que mayor ejemplo de amor). Mas recientemente, pensadores como Stephen Covey nos han hablado de los acuerdos ganar-ganar. Viendo los tres casos en perspectiva, fácilmente se observa que están basados en el amor por los demás, no es posible lograr acuerdos ganar-ganar teniendo en mente la idea de destruir a la contraparte; solo a través del amor se pueden imaginar cursos de acción que beneficien a ambas partes y obligatoriamente pasan por ponerse los zapatos del otro, por escuchar al otro para entender su circunstancia, su visión del mundo y sus intereses. No puede ser alcanzado desde la posición egoísta centrada en el beneficio propio e individual, necesariamente requiere un enfoque colectivo y dinámico que entienda las interacciones y relaciones que conforman el hoy, así como sus efectos en el corto, mediano y largo plazo. Debido a ese carácter holístico, lo que se considera una victoria hoy puede ser la base de la derrota mañana o lo que se consideró ayer una gran idea puede ser reconocido en el futuro como un gran error o una mala decisión. Ese enfoque roza la multipolaridad bien entendida, sin excluir a nadie ni enfrentando unos contra otros, sino permitiendo la expresión clara y franca de la realidad que percibe cada quien sin temores, presiones o tapujos siguiendo el postulado de Peter Senge, de que cada uno posee una porción de la realidad y entre todas las visones se aproxima o constituye la misma. Desde esa óptica, una revisión de los últimos 50 años de la historia reciente permitirá reconocer los aciertos y desaciertos en la administración y conducción del país a partir de la cual generar la propuesta del país posible que queremos. Una jornada de un fin de semana con todos los interlocutores o interesados reunidos con esa meta debería bastar para construir y amalgamar esa visión. A partir de allí es que la unidad se hace posible, a partir de la confluencia de ideas, de programas e intenciones en una macro o metavisión donde todos los sectores se vean reflejados, representados y tomados en cuenta en sus aspiraciones mas intimas. Punto de honor es eliminar la retórica hueca sin congruencia y coherencia empleada por los rojos rojitos. Propuestas como combatir la inflación mientras se ofrece reducir demagógicamente la jornada laboral sin el menor asomo de un como mejorar la productividad y los rendimientos, no tienen sentido y terminaran generando lo que pretenden eliminar mas inflación. Hacer un uso rentista de los ingresos petroleros bajo el más ortodoxo pensamiento económico capitalista, con derechos monopólicos y exclusivos mientras al resto de los sectores se les pide conciencia social no solo es hipócrita sino irreal. El estado si puede en forma monopólica hacer uso de reducciones cartelizadas de la oferta para mejorar sus precios sin sufrir represalias y sanciones. Que pasaría si existiera un Indepabis mundial que lo multara, cerrara, ocupara temporalmente o expropiara como forma de obligarlo a vender las cantidades que el mercado mundial demanda? No solo hay la contradicción de la presencia de la ganancia especulativa reñida con el socialismo comunismo, sino que en ningún momento alinea con el postulado de igualdad tan cacareado que debería permitir los mismos derechos, herramientas y estrategias para todos. Ese uso ventajoso del “acaparamiento” en aras de conseguir mejores precios para el petróleo desacredita y saca de foco cualquier razonamiento del chavismo. Ni hablar de otros usos ventajosos de instituciones y recursos que flagrantemente desdicen del pregonar rojo rojito como la justicia, la participación y pare usted de contar. Las reglas de juego deben ser las mismas para todos si se quiere hablar con propiedad de igualdad y libertad. Más importante aún, la comprensión de la realidad particular de cada sector económico, su acuciosa consideración y ponderación es lo que permitirá tomar las medidas apropiadas y sopesar sus efectos sobre cada uno de los sectores de la población evitando segregaciones, discriminaciones, favoritismos o imposiciones, que en el mejor de los casos pueden lucir bien en el corto plazo y resultar fatales en el largo plazo, sin detallar las ocasiones en que ni siquiera a corto plazo lucen bien encaminadas. La historia reciente es una fuente invaluable e inagotable de situaciones como las mencionadas. El enfrentamiento con el sector privado nacional y mundial solo conducirá al mas estrepitoso fracaso al final; temporalmente podrá mostrar algunas satisfacciones que solo serán flor de un día y cada vez costará mas repetir. Al final del camino si destruímos a los clientes que son los que tienen el poder adquisitivo quien comprará el oro negro? O si lo encarecemos en demasía que evitará que surjan fuentes alternas de menor impacto sobre el ambiente? A nivel nacional, si eliminamos al sector privado y su ganancia quien va a aportar los impuestos sobre la renta? El camino es la solución concertada que permita balancear las necesidades con las ofertas y el valor agregado o percibido con el poder adquisitivo, la calidad de vida y el bienestar. Solo cuando la vida de uno está en peligro por una enfermedad grave o mortal llámese cáncer, leucemia, o padecimientos cerebro-vasculares, entendemos que la salud no puede depender del poder adquisitivo y que se requiere un mecanismo de carácter estatal o publico que garantice el libre acceso a los procedimientos necesarios para lograr la sanación con independencia del estatus económico, ya que las enfermedades no hacen distingos en base a ello. Por otra parte, para distribuir equitativamente la riqueza hay que crear riqueza primero y la potencialidad de crear riqueza va directamente relacionada al conocimiento que a su vez depende de la educación. Por tanto, la educación no puede ser diferente en el sector público del sector privado ni puede estar condicionada al poder adquisitivo. La propuesta unificadora debe plasmar ese sueño, debe posibilitar esa “banda ancha” para el camino hacia la justicia social que solo va a ser posible con el concurso y compromiso de todos los sectores de la vida nacional. El chavismo ha demostrado que la renta petrolera ha alcanzado para mover al país, pero se ha dejado corromper por la soberbia, la ineficiencia y el poder absoluto. La soberbia lo ha aislado a lo interno separándolo de importantes aportes de sus adversarios; la ineficiencia lo ha hecho despilfarrar o cuando menos desaprovechar enormes recursos sin producir el desarrollo industrial y laboral, mientras que el poder absoluto lo ha separado de la justicia, la humildad y la tolerancia. El nudo gordiano en que estamos metidos solo puede ser cortado mediante un nuevo paradigma de administración pública, guiado por la eficiencia medida por la satisfacción de las necesidades en la población; la honestidad medida por el uso transparente de los dineros públicos para satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos y la vocación de servicio entendida como la satisfacción de las aspiraciones de la comunidad en forma expedita, planificada y con visión futurista. Estos pilares son plenamente coherentes con el postulado de Jesús, con la fuerza del amor de Gandhi y con los acuerdos ganar-ganar de Covey. La convivencia en una sociedad está signada por un acuerdo ganar-ganar en el cual un sector no se beneficie mediante el deterioro o a expensas de otro sino, por el contrario en la búsqueda conjunta del crecimiento y el avance de todos y en las formas de potenciar ese avance. Solamente cuando comprendamos esa verdad indiscutible y nos subordinemos a ella seremos capaces de avanzar hacia la gloria y grandeza que nos corresponde como hijos de Dios.

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