lunes, 26 de octubre de 2009

POR QUÉ COMPLICAR LO QUE ES SENCILLO (KISS)

Según los datos que aparecen en las ultimas encuestas publicadas hay 3 grandes grupos de electores: los militantes o simpatizantes de los partidos políticos de oposición (15-20%), los militantes del Psuv (30-35%) y el grupo independiente (45-55%). Esa realidad indica dos cosas: primero que el núcleo duro de los militantes políticos va a votar por el candidato que le presenten y segundo, ambos grupos necesitan captar o sensibilizar al grupo de independientes para consolidar el triunfo. Esta necesidad es vital para la oposición que sola no puede alcanzar el triunfo, mientras que el chavismo además de la estrategia de captar independientes, tiene otra opción a su disposición que es la de evitar que su adversario crezca, promoviendo la abstención o la decepción del grupo independiente, lo que permitiría consolidar el triunfo debido a su mayoría relativa. Quizás debido a este último señalamiento voceros del oficialismo como JVR continuamente hacen referencia a discrepancias o divergencias en la oposición; concretamente en sus últimos 4-5 programas ha mencionado a Henry Ramos Allup, luego a Timoteo Zambrano y Milos Alcay, posteriormente a Julio Borges y finalmente la semana que recién termina a las ambiciones y cálculos especulativos de los partidos políticos respecto a su tajada de la torta electoral. Esa preocupación y seguimiento del día a día de los movimientos de la unidad demuestra el terror que tiene el oficialismo a que pueda consolidarse la plataforma unitaria; en estrategia básica, el oficialismo debería alegrarse por las divergencias de su rival y tratar de promoverlas o evitar que se solventen, pero al traerlas a la luz pública con segundas intenciones, puede potenciar su solución mediante la presión de la población sobre los líderes de la alternativa unitaria, cuando en realidad busca provocar la decepción, el desánimo y la incredulidad en los indecisos de que la unidad pueda lograrse.
El alto porcentaje de independientes o indecisos claramente indica la necesidad de un nuevo discurso, fresco, innovador y esperanzador de que la situación actual se puede cambiar. Al mismo tiempo revela el deseo de una alternativa distinta que de momento no encarnan los partidos políticos. El deseo de primarias no es más que la expresión de un sector que perdió la confianza en los políticos tradicionales y confía que la elección de base será más acertada en la escogencia de sus candidatos que los partidos. Salomónicamente pudiera pensarse en que los partidos políticos se repartan la torta del 15-20% de los cargos disponibles de acuerdo a un consenso sobre su participación política y dejen el 80-85% para definir en primarias. Obviamente ellos participarían en ellas y pudieran repescar unos candidatos adicionales. Las primarias deberían cumplir al menos tres requisitos: Confidencialidad o anonimato de los electores, blindaje a trampas y/o saboteos y bajo costo. Quizás el enfoque tradicional no garantice las tres, pero para eso existen nuevas tecnologías a través de Internet y de los celulares que pudieran combinarse o complementarse con chequeos, que garanticen una sola votación por elector, que se tenga la edad requerida, que pertenezca al circuito y que se encripte la información. De esa forma pudieran generarse ahorros en logística y número de personas para organizar la consulta mientras se permite la participación abierta de cualquier tendencia política sin temor a represalias. Las cátedras de ciencias y los expertos en informática pueden ayudar al respecto. Sería un mecanismo bastante sencillo y al alcance de una gran mayoría. Esta situación me hace recordar la implantación de un sistema de información en una empresa venezolana bajo asesoría gringa, donde cada una de las gerencias y dependencias generaban engorrosos y detallados requisitos que complicaban enormemente el sistema y su puesta en marcha. El asesor gringo llamó a reunión y puntualizó: cada área debe solicitar la información básica e indispensable, a partir de la cual se puedan generar vía cálculo todos los indicadores para monitorear el desempeño y luego sentenció Keep It Simple Stupid (KISS).
Los partidos políticos deben sopesar muy bien la posibilidad de que el oficialismo trate de desacreditar sus candidatos con el consabido vínculo a la cuarta república y su participación en tal o cual gobierno aprobando tales o cuales leyes. No olviden que para el chavismo la asamblea es vital y ésos harán lo que sea para tratar de conservar la mayoría.
Hay dos grandes requerimientos latentes en la población que pueden ayudar a definir el metamensaje de la campaña: la oferta no cumplida de darle rango constitucional a las misiones y la reconciliación mediante un marco jurídico que respete los derechos de todos. La primera puede articularse mediante un programa social bien organizado y planificado que supla las deficiencias de las misiones actuales y construya sobre sus bondades, incorporando todos los sectores de la vida económica nacional. Pdvsa seguiría llevando la mayor parte de la carga y el sector privado se incorporaría para aportar al pote en función de resultados económicos potenciados por un marco jurídico que garantice sus deberes, derechos y libertades económicas para motivar la inversión y planificación a largo plazo, junto con planes de financiamiento a tasa preferencial y condiciones blandas para promover el crecimiento y el empleo. La segunda se construiría a partir del mencionado marco jurídico complementado con leyes que regulen el acuerdo social como un problema que afecta a todos y debe solucionarse entre todos.
La participación de candidatos afines al chavismo debe estar sujeta al compromiso de actuar con criterio y sentido común en función del interés nacional. Sin ese compromiso, nada garantiza que al conformarse la asamblea y se vote alguna propuesta no se entuben con los rojitos y se le de la vuelta a la tortilla con un salto de talanquera. Algo así como la alternativa democrática ganó la asamblea pero al votar se le descuadra el quórum al realinearse los chavistas. Hay que estar muy alertas no vayan a insertar un caballo de Troya.

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