jueves, 18 de junio de 2009

TIRAR LA PIEDRA Y ESCONDER LA MANO

Después del 15F el líder rojo rojito se lanzo desbocado por el camino de la comuna y la igualdad de los zoquetes; porque el, su familia e inmediatos jala mecates se están dando la gran vida inigualable para el resto del país. En su embestida tratando de llevarse por delante la voluntad popular adversa en las ciudades mas pobladas de la nación, no solo mostró la herida que se empeño en ocultar tras los resultados del 23N, cuando afirmaba que había ganado las asambleas legislativas regionales y tenia no se cuantos diputados, alcaldes y gobernadores, sino que ha mostrado un talante poco democrático ya que no ha sabido aceptar la regla de oro, vigente hasta entonces de respetar el triunfo de los adversarios, cosa que siempre se acepto indiscutiblemente en todas las elecciones de la historia de este país. A Rubby Pérez se le rayo el disco de tanto cantar todavía duele duele esa herida le duele cada momento mas. Tan grande es el dolor que se le salieron dos lágrimas según contó y no porque lo tuvieran clavado haciéndole brujería sino porque se da cuenta de la cantidad de recursos que ha despilfarrado en casi 11 años de gobierno y es muy poco lo que ha mejorado la calidad de vida del venezolano. Puede decirse que lo que se ha hecho en lo social (educación y salud) no solo no es sostenible sin elevados ingresos petroleros sino que la debacle ante la inseguridad le pone en saldo rojo rojito con la cantidad de sangre joven derramada, ni hablar de corrupción e ineficiencia. Como se explica que habiendo alfabetizado y educado grandes contingentes se aprecie tanta violencia en la sociedad venezolana. Cualquiera hubiera esperado un resultado diametralmente opuesto, a mayor nivel educativo mayor respeto por los semejantes y mayor aceptación de la vida en sociedad. La educación forma ciudadanos dispuestos a vivir y convivir con sus congéneres pero ese no es el resultado que ha obtenido el colonialismo endógeno del siglo 21, donde uno solo decide que debe hacerse y que no. Esa realidad ineludible e inocultable lo ha llevado a irrespetar la voz del pueblo que tanto llamo la voz de Dios, pero ahora no hay Dios que valga solo el y su caprichosa voluntad. Así arremetió contra los ambulatorios en Miranda, contra la alcaldía mayor hasta desmantelarla, contra el gobernador del Zulia, exilio al alcalde de Maracaibo, ataca al gobernador del Táchira, confisco propiedades, las tierras de la hacienda los tamarindos, tomo los puertos y aeropuertos y ha querido modificar todo cuanto le moleste o estorbe a sus fines hegemónicos de perpetuarse en el poder. Cualquier ciudadano con cuatro dedos de frente como le gusta decir a el, hubiera respetado la voluntad de la mayoría y cualquier demócrata habría analizado el mensaje implícito en los resultados de una necesidad de cambio en el rumbo que no ha dado frutos en casi once años. Curiosamente después de carnaval se cayo el disfraz de demócrata, ya no puede sostenerlo porque la conducta, los hechos han desnudado crudamente a un personaje cuya verborrea esta repleta de alusiones a la voluntad constituyente del soberano pero cuyas acciones contradicen notoriamente lo dicho. No es demócrata quien habla de respeto a la voluntad popular sino quien la acepta y se somete a ella a pesar de que le sea adversa. Se ha tomado el atajo de tirar la piedra y esconder la mano o acaso no resulta evidente que la intención detrás de toda esta provocación es crear una olla de presión que conduzca a una situación similar a 2002. Aquellos políticos que de alguna manera acompañaron esos hechos fueron estereotipados como golpistas y antidemocráticos. La provocación, persecución y acorralamiento de los adversarios triunfantes persigue eso, estigmatizarlos como violentos para ir eliminando probables adversarios. Ya saco del país a Rosales, ahora faltan los demás y por eso se insiste en la provocación y desvalijo de las instituciones buscando que se pierda la paciencia y el talante democrático. Que inmoralidad, provocar y acorralar haciendo uso de modelos fascistas para acusar al otro de intolerante y violento. Casi parece una rabieta de niño que ante la superioridad deportiva de sus compañeros que lo relegan al banco, decide llevarse el bate, el balón o la pelota porque si no juega el entonces nadie juega. Esa misma conducta inmoral y antitética se repite cuando el exgobernador de Miranda es señalado por irregularidades administrativas y en lugar de separarse de su cargo para defender su nombre y prestigio, el ejecutivo toma la decisión de asignarle a su cartera ministerial la comisión que regula las telecomunicaciones. Habrase visto semejante vagabundería. Tratar de atemorizar a los denunciantes colocándole al denunciado como regulador o supervisor. La jugada es tan maquiavélica que coloca al ministro entre la espada y la pared. Si procede a la sanción del medio de comunicación se arriesga a la perdida de popularidad, procede en forma no ética porque actúa como juez y parte y puede ser perseguido de por vida a nivel internacional por atentar contra la libertad de expresión. Con lo cual se vería obligado a cobijarse por siempre bajo el ala y a la sombra de su verdugo. Si decide no proceder será llamado contrarrevolucionario, traidor a la patria y expulsado de las filas rojas rojitas. Jugada magistral para el ejecutivo contra su supuesto sucesor. Cualquiera medianamente honesto se separaría del cargo temporalmente para defender su nombre y para no caer en la antitesis de la justicia de juzgar al que lo acusa o señala. No caiga en la trampa ministro no pase a la historia personificando ese indigno papel, tiene todo para perder y nada que ganar.
Días atrás escuche una conversación en una arepera de unos señores mayores en las que recordaban que al Cnel Delgado Chalbaud supuestamente lo asesinaron por el robo de una hacienda a Simón Urbina. Quizás las informaciones de magnicidio no sean tan infundadas, cada quien buscaría defender o hacer respetar lo suyo. Lo que raya en el colmo es que quien lanza la piedra y anda provocando luego salga llorando, esconda la mano y grite yo no fui pero me quieren matar. Será mucho especular que así como manipulan al ministro para el cierre de medios quizás manipulen la justicia y otros poderes públicos? Si la respuesta es positiva llego el momento de quemar la franela y la gorra rojita para ponerse en el alma y el pecho el tricolor venezolano. No hacerlo es hacerse cómplice.

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