miércoles, 11 de noviembre de 2009

EN EVIDENTE EVIDENCIA

Durante casi 11 años se nos ha mantenido embobados con el cuento del patriotismo, el nacionalismo y que el principal interés del ejecutivo era el pueblo venezolano. Cuantas veces no escuchamos la expresioncita: a mi me importa un comino el mundo yo llegué aquí para defender el pueblo venezolano y lo demás no importa nada. Han sido muchísimas, incontables, pero cada vez que la repite va perdiendo impacto ante la realidad vivida durante el lapso señalado; el último domingo sonó vacía, hueca y hasta sarcástica. 11 años es mucho tiempo y las contradicciones comienzan a brotar por todas partes. Si de algo peca el ejecutivo, además de mano floja o chequera alegre, es de incoherente. Quien puede pensar luego de casi 11 años que el pueblo venezolano es lo más importante, si en los últimos 5-6 años se ha venido hablando de la inseguridad en todos los medios de comunicación masiva a excepción de los del estado y la cúpula oficialista permanece inerme y hasta trata de banalizar la situación llamando a los medios privados amarillistas y escandalosos. Como se puede ser tan indolente con algo tan sagrado como es la vida humana. Con que cara las autoridades que rigen el orden público pueden mirar a sus compatriotas sabiendo que lucen inoperantes e impotentes ante el hampa y la delincuencia desbordada. Debe dar vergüenza cuando menos, decir que se forma parte de un cuerpo policial o de investigación y verse arropado por la ola delictiva. Irónicamente, los medios privados que son considerados enemigo público # 1 de la revolución, han venido denunciando y alertando sobre el incremento descontrolado del flagelo sin recibir la menor atención. Que distinto hubiera sido si en lugar de hacerse los locos, ignorar o desacreditar dichas informaciones se hubieran activado y articulado los planes a tiempo; pero no se hizo, porque había otros intereses políticos afuera, en América Latina, antes que las vidas de los ciudadanos venezolanos. Había que consolidar un proyecto de hegemonía política para dominar la OEA, que requería desviar los recursos que necesitaban los ciudadanos venezolanos y que podrían haber solucionado los problemas del país. La mentira y los engaños tienen piernas cortas, el tiempo se ha encargado de demostrarlo una vez más. Los casos se repiten unos tras otros. Quien no se llenó de orgullo escuchando encendidas arengas defendiendo la soberanía nacional y la inviolabilidad del territorio patrio, para lamentablemente experimentar la decepción de presenciar como desde hace casi 5 años se habla de grupos irregulares en nuestra frontera, de secuestros, cobro de vacunas, panfletos imponiendo normas de conducta, etc. ante la pasividad de nuestras autoridades. Para que ha servido todo ese gasto militar en armas y equipos supuestamente modernísimos, si los irregulares pueden violar el sagrado suelo patrio a sus anchas y sin ser combatidos o detenidos. Que moral puede tener nuestra fuerza armada sabiendo de esas incursiones y no ser capaz de controlarlas, capturarlas y entregarlas a la justicia? Es casi una burla haberle colocado el calificativo de bolivarianas a nuestras unidades armadas que lucen inoperantes y sorprendidas ante las acciones de la presunta guerrilla colombiana (todas FARC, ELN y paramilitares). Que contraste, entre las medidas de cierre de negocios y relaciones comerciales con el vecino país, independientemente de la pérdida de empleos y daños que puedan causarse a inocentes en relación al trato de indiferencia, pasividad y quizás hasta complacencia con las actividades de los grupos subversivos. Como explicarse esa dualidad que sorprende in fraganti funcionarios del DAS colombiano pero es ciega, sorda y muda ante los cuerpos irregulares que atacan en grupos comando fuertemente armados de manera impune. Habrá alguna relación entre la presencia de los irregulares y la ubicación del imbatible de los domingos en centro y oriente del país y solo escasas veces en las zonas fronterizas con Colombia? Vale la pena preguntarse por que nunca se ha utilizado el tono severo, con que se ofreció gas del bueno y cárcel a nuestros estudiantes si se atrevían a protestar, contra los grupos armados irregulares o por que no se ha pedido cuentas en forma estricta y severa ante la opinión pública a las autoridades militares y policiales por su inacción ante el hampa, la delincuencia y la subversión como se le exigió a la viceministro el domingo pasado. No se tuvo consideración ni el más mínimo respeto con su condición de mujer y madre, para exponerla al escarnio público echando por tierra todos los discursos donde se hizo énfasis y alabanza del sexo femenino, sus derechos, su responsabilidad en los roles de madre y padre, etc. Que impide que al gabinete ejecutivo se le exija o amenace con pedirles la renuncia, como se hizo con el TSJ, para ordenarles que solucionen el pésimo desempeño en salud, vivienda, seguridad, defensa por nombrar los más evidentes. Que relación rayante en la complicidad, inmunidad o miedo existe allí? A quien no le hierve la sangre cada vez que hay un apagón y recuerda las incontables veces que los medios alertaron sobre el problema sin que se les hiciera el menor caso, al contrario se les catalogó de alarmistas y profetas del desastre. Desafortunadamente el tiempo les dio la razón a ellos y que hipócrita se oye la frase de lo importante es Venezuela y el pueblo venezolano, lo demás no importa nada; ante los estudios señalando las inversiones que han debido ser hechas y no se ejecutaron y los testimonios de donativos e inversiones en otros países. Recursos no faltaron, faltó amor a la patria y sensibilidad social para comprender la situación que se venía encima; faltó eficiencia y capacidad gerencial para administrar la hacienda pública. El monto de los obsequios al exterior en términos nominales se acerca al 70% del presupuesto aprobado para la nación en el 2009. Quien no se indigna al percatarse que en los últimos 3 años, se abandonó la población a su suerte para privilegiar el proyecto político y ahora ante la cercanía de eventos electorales importantes, se pretende montar el show mediático para manipular y torcer el desengaño y la frustración reinante en la población mediante la verborrea y el populismo dadivoso. Que oscura realidad se esconde tras la fachada de la revolución bonita, que hay un miedo insoportable a rendir cuentas, que obliga a recurrir a tácticas viles y despreciables manipulando las necesidades más básicas de la población con un manoseo descarado que solo persigue disfrutar monopolicamente del poder. Los resultados exhibidos hasta el momento harían reflexionar a cualquiera con 4 dedos de frente sobre la conveniencia de una asamblea crítica y autónoma, dada la pobreza de criterio y participación que ha mostrado la actual. Su sumisión y subordinación le ha causado mas daño que beneficios al pretendido proceso revolucionario; no reconocerlo y peor aún no corregirlo es insensato y suicida, considerando que se está pisando el acelerador a fondo en reversa mientras se suspira con la foto de los comunistas del pasado reciente en la mano. Tan mala gestión hay en estos 11 años que se siente pavor a rendir cuentas ante un ente independiente y minucioso. Cuando uno era un imberbe escolar y presentaba examen, uno se sentía satisfecho si había salido bien y hasta deseoso, por no decir orgulloso, de ser nombrado entre los primeros de la clase. Caso muy distinto de cuando uno sabía que había dejado la evaluación en blanco o se detectaba algún error que irremediablemente determinaba una mala calificación. En estos casos se sentía pena y cualquier excusa era buena para no presenciar ese momento; hay que recordar que en aquel entonces no existía defensa ni protección alguna contra la vergüenza y el escarnio público. La publicidad oficial habla de una revolución bonita, que más satisfactorio que restregarle los éxitos a sus adversarios o será que no hay tales logros? Por que recurrir a la Doctrina Bush de ir a la guerra para promover la economía y que se olviden los problemas internos. Algo gordo y mal oliente debe yacer oculto que se siente tanto terror al escrutinio crítico, agudo e imparcial de la sociedad.

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