lunes, 21 de septiembre de 2009

DESCOMPOSICIÓN MORAL

Bajo lemas como la igualdad, la justicia y el poder popular la revolución accedió al gobierno y sus líderes comenzaron a ejecutar su proyecto de país cambiando nombres de instituciones, cambiando los símbolos patrios y contando una nueva versión, su versión, de la historia nacional y mundial. Ninguna de esas acciones es reprochable per se, sino fuera por la intención exprofesa de cobijarse bajo el axioma de la verdad absoluta y no aceptar la discusión o el debate sobre su validez histórica. Todas han sido amparadas por banales artilugios de la razón que aluden al odio, al uso ventajoso del poder de una casta y al vasallaje colonial o pérdida de autonomía de una clase dirigente ante una nación externa. Haciendo uso de lo que en filosofía se conoce como tautologías, se nos han querido vender esos lemas como piedras filosofales del humanismo y columnas fundacionales de la “nueva republica”
Quien se atrevería a combatir el deseo de igualdad entre los humanos, seguramente que nadie y si alguien lo hiciera estaría irremediablemente condenado al fracaso. Lo que si es rebatible del presunto argumento es la forma en que se plantea. Es falso que los seres humanos seamos iguales, la realidad histórica es cruda y demoledora en la demostración de los diferentes potenciales que tenemos los seres humanos. No todos podemos ser Usain Bolt, ni todos podemos ser Plácido Domingo, ni todos podemos ser Gustavo Dudamel o el maestro José Antonio Abreu, no todos podemos ser Simón Bolívar, no todos podemos ser como Andrés Bello, etc. Los ejemplos serían interminables para señalar la genialidad y maestría en una disciplina que los humanos pueden lograr con carácter único y sin parangón; por tanto es una burda manipulación del sentimiento y la voluntad plantear la igualdad. Sin embargo, lo primero que se hace al inaugurar una empresa socialista es decirles que son iguales, con lo cual matan la productividad porque los conocimientos y las experiencias son diferentes; no se puede poner al chofer de líder ni al líder de almacenista porque se pierden las ventajas de la especialización y caen los rendimientos. Lo que si debe garantizarse, promoverse y alcanzarse es la igualdad de oportunidades, de derechos y de deberes entre todos los ciudadanos, lo cual es muy diferente al engaño que se ha querido hacer con la intencionada y astuta tergiversación de los hechos de la historia contemporánea nacional y mundial para exacerbar sentimientos de rencor, revancha y hasta odio entre la población con el fin de sacar provecho político electoral. Si bien es cierto que se ha hecho un esfuerzo importante por promover la educación, no deja de ser llamativo que los principios, conocimientos y prohombres de la historia cambian con lo cual se fractura el anhelado principio de igualdad. Es importante señalar que los estudiantes que estaban en cuarto grado de primaria al asumir el gobierno la revolución ya están en la universidad y que si asumimos un promedio de 7 años por carrera, todas las universidades tienen jóvenes que estudiaron en la revolución, sin embargo los rojitos no pegan una en las elecciones de centros de estudiantes. No deja de ser paradójico que mientras la tasa de escolaridad ha aumentado con una pendiente cercana al 50%, la tasa de homicidios lejos de disminuir se ha potenciado a una tasa quizás similar. Con este comentario no se pretende establecer una correlación entre ambas, sino señalar que algo erróneo debe estar haciendo la revolución y su líder que lejos de elevar el pensamiento y el núcleo de valores de los venezolanos los sume en la violencia, el irrespeto y el beneficio personal. Gracias a Dios no somos iguales y no podemos ser iguales a Hugo Chávez, bastaría imaginarse a todos tratando de imponer su voluntad a todo trance haciendo uso de cuanto recurso se tenga a la mano, para entender el pandemoniun que viviríamos y la falsedad del recurso populista sobre la igualdad. El mismo equipo de gobierno es fiel reflejo de lo señalado, pues mientras ellos son iguales entre ellos, ya que se sustituyen unos por otros en sus cargos, a pesar de que durante 10 eternos años no han logrado articular un programa acertado para satisfacer las necesidades de la población y cuando se han sometido a la consulta popular han sido rechazados mayoritariamente; pero no son iguales a los militantes de su organización los cuales parecen no tener meritos mas que para ser seguidores de los designios del infalible, pero nunca para asumir posiciones de liderazgo nacional o de articular propuestas para solucionar los problemas que los aquejan. Habrá desconfianza a su militancia o miedo a que lo puedan hacer mejor. Finalmente, para cerrar este primer punto, está el caso de las personas dedicadas al aseo y limpieza de la ciudad o edificaciones, si bien es cierto que ese es su trabajo y su deber, les pagan por ello, el resto de la población no puede eximirse de su deber de colocar los desperdicios que causan en los recipientes destinados para ello con la excusa de que hay personas que les toca limpiar. Es un deber de todos por igual.
En relación al segundo punto, se nos vendió la justicia como un pilar de la revolución. Se nos dijo no hay revolución sin justicia y sin justicia no hay paz. Sin embargo, al pasar el tiempo hemos visto como la justicia ha ido perdiendo sus atributos fundamentales: la imparcialidad y la inflexibilidad. A medida que el tiempo ha hecho evidente el fracaso de la gestión revolucionaria no ha quedado otra alternativa que recurrir al uso conveniente e interesado de la justicia, para intentar acallar la protesta y el reclamo de derechos de la población y de los trabajadores. Quien se presentó como adalid de las causas sociales y remedio de conflictos laborales ahora luce ahogado y sin respuestas ante las exigencias de cumplimiento de las ofertas demagógicas o de respeto a las convenciones colectivas. Tratar de intimidar a los ciudadanos que reclaman sus derechos o se sienten coartados en sus libertades fundamentales mediante acusaciones de incitación a delinquir o a la violencia, no deja de ser una ironía, ya que quien incita a delinquir es aquel que no permite el acceso a la justicia y al reclamo de sus derechos a través de la ley o no fueron los rojitos mismos quienes meses atrás señalaron que quien no permite el paso a las transformaciones pacíficas abre el paso a las transformaciones violentas citando a Kennedy. Ni siquiera en su conducta de alto gobierno puede mantener coherencia, pues un principio básico de la justicia es penas iguales ante violaciones o delitos iguales, no obstante la inocultable realidad señala que quien ayer expulsó un diplomático colombiano porque lo sorprendió y grabó en conversaciones comprometedoras, ahora acusa a su vecino de facilitar territorio para unas bases gringas de donde podrían espiar a su gestión. Aquí no se pretende el hecho antipatriota de defender a los vecinos sino señalar que quien usa la estrategia del espionaje no puede pretender que no le sea aplicada o tildarla de ilegal a su conveniencia. Todos los países usan labores de inteligencia y contrainteligencia, vulgarmente conocidas como espionaje y de acuerdo a la sabiduría popular el que a hierro mata no puede morir a sombrerazos. Ni hablar de los casos donde ha habido impunidad o donde se flexibiliza la justicia a conveniencia para adoptar ciertas medidas sustitutivas o cautelares en unos casos de simpatizantes pero se acuerdan otras cuando los indiciados son antagonistas.
La conseja del poder popular y el poder para el pueblo no deja de ser un embarque porque en lugar de fomentar la emancipación del pueblo, lo que se ha hecho es crear una dependencia descomunal al gasto del gobierno de las clases más oprimidas sin abrirles la puerta a la esperanza de un futuro mejor y digno, en el cual se puedan valer por si mismos. Lo que se ha visto hasta ahora es una relación de subordinación a los designios del jefe del estado; incluso en los proyectos que se presentan para financiamiento, solo se aprueban los que el mismo gobierno va moldeando en los lapsos de anteproyecto y evaluación como acordes a su pensamiento, dejando de lado aquellos que son de interés a la comunidad pero no afines a la ideología roja rojita. Ni hablar de los casos en los cuales la población ha tratado de hacer valer su opinión o ha tratado de promover consultas mediante referéndum y les han sido negados por las autoridades. La situación ideal para un poder popular sano y vigoroso sería de diálogo y consulta permanente, pero lo que se ha establecido es una relación jerárquica en la cual el ejecutivo decide y el pueblo le toca ejecutar sus decisiones. Solo en muy contados casos la protesta y rebeldía popular ha logrado revertir decisiones que eran consideradas no apropiadas a sus aspiraciones. Sin embargo, como se ha señalado, el uso acomodaticio de la justicia se ha erigido en un arma de las autoridades para suprimir estas conductas a través del miedo a la cárcel.
En conclusión, hay un gran divorcio entre la prédica mediática y la realidad que viven los ciudadanos que se ha empezado a manifestar desde hace aproximadamente año y medio, debilitando la moral revolucionaria. El tiempo transcurre implacablemente y una revolución no puede mantenerse indefinidamente en función de un sueño que no comienza a concretarse y cuyos resultados no se perciben ni en forma incipiente luego de 10 años. El mismo equipo de gobierno refleja su decepción en sus rostros. Las últimas transmisiones desde Diciembre a la fecha de los consejos de ministros y gabinetes económicos han mostrado rostros circunspectos, preocupados y hasta tristes y decepcionados. Cualquier experto en lenguaje corporal pudiera dar cuenta de ello. Las caras no son congruentes con una revolución que se dice a través de los medios de comunicación exitosa, triunfadora y de beneficio popular. El tiempo de las ofertas parece haber terminado y se acerca el tiempo de ofrecer resultados. Que lejos ha quedado aquella época cuando el primer mandatario asumió el poder y andaba con un librito titulado el oráculo del guerrero; los tiempos han cambiado y ahora sus mas cercanos colaboradores, quienes parecen haberlo leído completo, muestran caras de oráculo en esas reuniones, donde a pesar de las reiteradas alabanzas a la igualdad parece que ellos no son iguales, o no se les escucha o al menos no están de acuerdo con las decisiones que se adoptan o de que otra forma se puede explicar esas caras de oráculo. Deber ser muy difícil disentir de una decisión y no tener el coraje para decirlo o debe producir tristeza escuchar a cada rato hablar de libertad y no tener la libertad de expresar una opinión y ser escuchado para un análisis razonado de ideas y puntos de vista. Si la revolución fuera tan exitosa como mediaticamente se pregona, todos deberían estar felices y con sonrisas de comercial de pasta de dientes. La demagogia ha ido perdiendo efectividad como pone al descubierto el que se haya corregido un presupuesto a principios de año a un precio de 40$ el barril petrolero, se haya emitido un endeudamiento y se haya autorizado un aumento de tres puntos en el IVA; sin embargo, 5 a 6 meses después se habla de nuevas medidas a pesar de que el precio del barril promedio en el año hace rato que superó los 40$, lo cual debería estar generando excedentes, considerando que cada dólar barril promedio por encima del valor establecido en el presupuesto equivale al año a mil millones de dólares adicionales o será que entre las nuevas medidas viene la rebaja del IVA y el pago del endeudamiento?

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