viernes, 12 de marzo de 2010

SOLO HAY QUE TEMERLE…

…Al miedo que nos paraliza y nos impide pensar con claridad en el país que queremos. Solo hay que temerle al miedo de expresarnos y decir lo que pensamos, porque ese temor nos cierra la única puerta que nos permitirá salir de la situación que vivimos. Hay que reunir coraje, acumular valor y atrevernos a gritar al viento las verdades de cada uno de los períodos democráticos que hemos vivido. Bastaría comparar cada uno de ellos para darnos cuenta que si bien queríamos un cambio en el 98, era un cambio para mejor y no hacia algo mediocre y peor que lo que teníamos. Tras 11 años de prueba no hay ningún logro que la “y que revolución” pueda exhibir con orgullo; pues ni siquiera las misiones de alimentación y salud, que si bien han llevado bienestar a la población más débil económicamente, lo han hecho sobre una estructura de odio y resentimiento sin garantizar la continuidad en el tiempo mediante la generación de los recursos necesarios para sostenerse. Esa mejora en atención, esa alternativa que se le ha dado a esa población no deja de ser una dádiva, una limosna de un gobierno que se cree nuevo rico y que utiliza su “bondad” como chantaje hacia la gente para someterla a su voluntad. Que otra cosa puede explicar la prédica de la amenaza y la siembra de miedo, cada vez que se acerca un proceso electoral diciendo que te van quitar tal o cual cosa, o van a perder tal o cual beneficio o quieren matar a mi comandante. Luego de casi 6 años, las misiones no han pasado de ser un paño caliente, no han evolucionado hacia algo sostenible, hacia algo potenciador del ciudadano y sus habilidades, sino que se han conformado con fomentar la dependencia y sumisión vergonzosa de los ideales, en aras de satisfacer las necesidades más básicas de un ser humano…y se llaman humanistas. En lugar de crear empleos, fomentar la industrialización del país y la profesionalización de sus ciudadanos se le otorgan ayudas, dádivas y subsidios populistas para dominarlos y manipular su voluntad. A estas alturas ya las misiones debían estar encaminadas ha reducir el numero de beneficiarios, porque ha habido tiempo mas que suficiente para enseñarles un oficio como decía el maestro Simón Rodríguez e incorporarlos a una actividad productiva que les permita vivir con dignidad y de manera independiente, sin embargo, ha pesado más el interés político y el provecho que se puede sacar de la manipulación de la necesidad humana para mantenerse en el poder, mientras se ha dejado de lado el noble objetivo de emancipar y liberar al ciudadano para que pueda valerse por si mismo, análogamente como al paciente con fractura se le coloca una muleta temporal, de la misma forma han debido proceder las misiones como una ayuda temporal mientras se crean las oportunidades para la liberación e independencia moral de sus beneficiarios. Paradójicamente, al otro lado de la acera no hay quien proponga una idea de cómo deben hacerse las cosas o pueden hacerse mejor; que tristeza que entre un grupo de gente preparada, estudiada y con experiencias exitosas en sus trayectorias profesionales no haya la capacidad de integración, de convocar voluntades y entusiasmar a un pueblo hacia una propuesta de país que traiga bienestar a todos. Escudarse tras la salida fácil del proyecto está en la constitución solo evidencia la incapacidad de soñar y crear un mejor porvenir o acaso no se percatan que con la misma cantaleta llevan el país hacia un barranco, según el gobierno todo lo que ellos hacen es gracias a la constitución y por la constitución. Entonces el proyecto de país es algo distinto, es la reconciliación de los ciudadanos para permitir el trabajo creativo y armonioso entre ellos para agregar valor a los recursos naturales que posee la nación creando más riqueza, mas industrias y fuentes de empleos, generando confianza para que se invierta en el país, promoviendo y fortaleciendo los valores fundamentales que posibilitan la vida en sociedad. Ese contraste entre lo que pudo haber sido y lo que es, ese contraste entre lo que puede ser y lo que se ha hecho es lo que va a despertar la conciencia del ciudadano. Solo hay que temerle al miedo que nos encasilla en conductas sumisas, serviles y huecas cediendo el poder a quien nos manipula vilmente, disfrazando tras palabras y discursos bonitos acciones y hechos que contradicen y corroen la médula de su propuesta. Quien nos habla de justicia e igualdad se aprovecha de su poderío mediático para descalificar de la manera más atroz y burda a sus adversarios, mientras actúan como gatitos mimosos al interactuar con sus aliados; ejemplo de ello es el ataque al Banco Federal desde el canal del estado sin intervención de los entes reguladores de los medios de comunicación y sin un pronunciamiento de la Superintendencia de bancos, ello revela o bien la incapacidad de las personas que forman parte de los entes reguladores o bien el favoritismo y privilegio que tienen algunos, que pueden hacer uso de medios de comunicación masiva con fines tan bajos, como fomentar una corrida o desprestigio de una institución sin mostrar ninguna prueba. Si el banco tiene problemas la autoridad bancaria peca de omisión y negligencia al no intervenir y si está sano pecan de cobardía y complicidad tanto ellos como los de Conatel que toleran la conducta abusiva. Ese es el ejemplo de justicia y moral que da la revolución? La incompetencia es de tal magnitud, que la misma matriz que trataron de promover de un pleito entre ricachones para la salida del Director general del canal, la tumbaron ellos mismos con el ataque frontal que tienen contra el banco y la desesperación porque no hay cambio en la línea editorial.
Solo hay que temerle al miedo de preguntarnos si un gobierno responsable, planificado y preocupado por sus ciudadanos procede a la carrera y precipitadamente tratando de generar 6000 Mwatts en un año, en lugar de haberlo hecho pausadamente en los últimos 6 o 7 años o si un incremento de casi 700 Kwh per capita durante su período mientras cerraban casi 5000 empresas es lógico o cónsono con el uso eficiente de la energía. Quien tenga memoria recordará que entonces las prioridades eran otras como montar plantas eléctricas en Nicaragua, Bolivia y Cuba o más recientemente implosionar la OEA o lograr que Zelaya regresara el poder en Honduras. La madre naturaleza es inflexible y no perdona a quienes violan sus leyes naturales, quien no hizo las tareas y trabajos a tiempo difícilmente podrá aprobar la materia con la “chuleta” de último minuto. Si se quiere castigar el consumo excesivo porque no se instalan medidores a todos los usuarios y cada cual paga lo que consume sobre una base justa, en lugar de tener un grupo privilegiado que sin medidor recibe todas las consideraciones del estado.
Solo hay que temerle al miedo de abrir los ojos y analizar el rumbo que llevamos, pasando de zonas boscosas y de vegetación frondosa a zonas áridas, desérticas y con arenas abundantes, para cuestionar la idoneidad del guía y su conocimiento del terreno que transitamos. Un líder sordo que no escucha el clamor de un pueblo y se niega a rectificar el rumbo, que ha perdido el contacto con la realidad y se deja aturdir por la soberbia y el orgullo, no tiene capacidad de respuesta ante el gesto leal de sus seguidores que le exigen el cambio de dirección. Esa sordera, esa tozudez de seguir desplazándose por el camino equivocado solo deja como alternativa viable el cambio de guía, antes de enfrentar momentos más duros y terrenos más inhóspitos y escabrosos. Quien ha tenido la razón al final los que alertaban de la inseguridad personal y la crisis eléctrica e los últimos años o el gobierno que los descalificaba tildándolos de alarmistas. Hay que preguntarse por que en un año electoral si se ha buscado atender y remediar esos problemas y si no estaríamos mejor si se hubiera actuado diligentemente al surgir las denuncias.
Solo hay que temerle al miedo de participar, al miedo de asumir conductas proactivas que pongan al descubierto el menguado resultado de la presente administración, en relación a los gobiernos del pasado que tanto ha criticado y que no ha logrado superar a pesar de sus arbitrariedades y excesos. Quizás esa sea la explicación por la cual debe recurrir a sembrar el miedo a perder beneficios, a sembrar el odio, la lucha de clases y la división entre los venezolanos, a sembrar la desconfianza hacia los demás como si la facultad de aprender de los errores, de corregir desatinos y desaciertos solo le perteneciera en forma exclusiva. En pocas palabras, que confianza puede inspirar un líder que reiteradamente ha anunciado con bombos y platillos precios de venta de productos y costos de producción cuyo margen ni siquiera cubre las expectativas de inflación del mismo oficialismo (13.88% en los carros y 23.28% en el azúcar), ni hablar de los costos financieros de inventarios ni del riesgo de la actividad que cualquier imponderable fácilmente llevaría la gestión a perdida. Si se observan esas fallas de anteojito que sería meterle lupa a la operación del día a día, obviamente los trabajadores no pueden sentirse seguros ni en buenas manos viendo esos fallos garrafales que ponen en entredicho la viabilidad de las empresas en el tiempo. Un líder que no se deja ayudar, que no presta atención a la crítica es la prueba viviente de la expresión popular: el que no sabe es como el que no ve, se tiene que dejar llevar y no percibe ni los riesgos ni las amenazas que lo acechan hasta que las tiene encima; para muestra el rosario de calamidades que ha enfrentado por falta de previsión y preparación como la crisis eléctrica por mencionar el más actual.

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